Llovía torrencialmente la noche del 10 de mayo de 1936 en Monterrey, México. “Juanito”, el personaje de nuestra entrevista, apenas tenía 7 años de edad. Esa noche, su madre, doña María, quiso ir con sus hijos a escuchar a una misionera norteamericana en una iglesia, que no era de la tradición de la familia. Pero no fue fácil, ya que el padre, como buen macho mexicano, se oponía a conceder permiso… no tan contento, dejó que la familia saliera de casa.
Esa noche, Juan, su madre y sus hermanitos, hicieron su decisión de seguir a Cristo. A partir de entonces, se convirtieron en asiduos asistentes a la Iglesia.
Juan, aún siendo niño, se convirtió en maestro de Escuela Dominical. A los 14 años dio su primer sermón. Fue maestro en varios Institutos Bíblicos y ha compuesto canciones que se cantan en muchos países.
Juan Romero, viajó por 15 años en una avioneta por toda Latinoamérica, distribuyendo material educativo y preparando a maestros de Escuela Dominical. La lista de actividades que ha realizado durante su larga trayectoria es interminable.
Para esta entrevista, como si fuera un jovencito en plena actividad, lo encontramos trabajando en los estudios de CVC La Voz, un ministerio que provee programación radial Cristiana en vivo a cientos de estaciones afiliadas alrededor de mundo. Juan no cree en el retiro o la jubilación.
Pero antes de continuar con el desarrollo de la entrevista, reflexionemos en estos comentarios:
- Imagino al niño Juan, sin zapatos, desaliñado y poco aseado, en el altar, tomando una decisión, que posiblemente ni él mismo entendía en ese momento. ¿Qué elementos habrán influído en él para llegar a hacer todo lo que hizo?
- Juan Romero, quien es una leyenda de la música Cristiana hispana, un poco a manera de reclamo, comenta que es triste cómo nuestra comunidad ha dejado de lado los himnos de antaño que forjaron la fe de muchos creyentes. ¿Deben rescatarse esas antiguas canciones y actualizar sus ritmos para que también sean de bendición a esta generación?
- Una de las últimas preguntas que se hizo a Juan, fue si sabía qué era lo que Dios pensaba de él. Su actitud de respuesta fue de sorpresa. ¿Sabes tú, querido lector, cuál es el concepto que Dios tiene de tí?
La conversación
¿Dónde nació?
Yo nací en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, México, un 11 de enero de 1929. Eso ya debería ser un secreto militar, pero a mí me gusta decirlo porque la longevidad que Dios me ha concedido es para agradecerle profundamente.
¿Puede darme el nombre de su esposa y sus hijos?
Mi esposa se llama Aurora, mi hija Berean, partió con el Señor a la edad de 16 años. Luego tuvimos la Aurora Esther, Ivón y a Juan Carlos. Tengo 3 nietos.
¿Cuándo llegaron ustedes a este país?
Si, nosotros vinimos a los Estados Unidos en 1950 y nos ubicamos en el Estado de Texas. Trabajamos como profesores en el Instituto Bíblico Latinoamericano, luego fui pastor en Mission y en San Antonio, Texas. En 1967 vinimos a ubicarnos en el Sur de la Florida, desde entonces, vivimos acá en Miami.
¿Recuerda la fecha de su conversión?
Fue un 10 de mayo de 1937. Me acuerdo porque era el día de las madres y llovió torrencialmente. Nosotros pertenecíamos a la iglesia tradicional en México y mi padre era el típico macho mexicano, con bigotes a lo “Pancho Villa” y todo. El nos dejó ir a una iglesia protestante a regañadientes. Llegamos todos mojados porque estaba lloviendo. Ese día, una misionera nos presentó el Plan de Salvación. Mi mamá mis hermanitos y yo lo aceptamos, desde entonces, estamos en los caminos del Señor. Yo tenía tan sólo 7 años de edad.
¿Había misioneros en México en ese entonces?
Era una señorita muy joven que se llamaba Louise Jeter. Ella fue buscando almas en los barrios pobres y encontró la de un chiquillo descalzo, despeinado, ignorante, sucio y le habló de Cristo. Ese chiquillo –que soy yo- creyó y con el andar del tiempo, también se convirtió en misionero.
¿Supo algo de ella después?
Si, casualmente acabo de entrevistar a un hermano desde Chimbote, Perú. Ella (Louise) se fue a radicar al Perú, donde publicaba un folleto que se llamaba “Joyitas”. A mí me pusieron a enseñar una clase de Escuela Dominical a la edad de 14 años. Y Luise nos enviaba ese folleto que era el material didáctico. En ese tiempo no había las casas editoras de educación Cristiana, era un Tesoro. Con el andar de los años me llevaron a Bruselas, Bélgica, para hacer una grabación acerca de Las Grandes Interrogantes de la Vida. Es un material que está impreso en todos los idiomas del mundo. No sé por qué el español fue el último que produjeron. Acababa de hacer una Campaña Evangelística en La Paz, Bolivia. Con la altura y con el frío, casi se me cerró la garganta. Llegué con mucha afonía. Ellos, notaron que estaba muy ronco. Me dijeron “qué va a hacer, esta tarde comenzamos la grabación”. Yo le dije, bueno, yo vine porque quería cumplir con este compromiso. Milagrosamente, Dios me devolvió la voz y a las 3 de la tarde empezamos a grabar. Ellos habían separado 7 días para la grabación de los doce capítulos, pero por la experiencia, lo hice en un día y medio. Me pidieron que me quedara un día más para compartir en el servicio que esta organización tenía. Compartí mi testimonio, al final de mi participación me preguntaron si recordaba el nombre de la misionera que me habló de Cristo. Contesté que olvidar su nombre era como olvidar el nombre de mi madre biológica, porque ella era mi madre espiritual. Es Louise Jeter, dije. Todos se quedaron asombrados. Por qué esa exclamación, pregunté. Ellos dijeron, “mira, hace 50 años que Louise fue al barrio pobre como tu dices en Monterrey y encontró la tuya. Como si Dios supiera que con el andar de los años -50 para ser exactos- nosotros te ibamos a traer para que hicieras la version en español de lo que escribió quien tu llamas tu “madre espiritual”.
¿Cuándo nació el deseo de servir al Señor?
Yo creo que Dios me escogió desde el vientre de mi madre. El otro día encontré una hermana que me dijo: “Yo vengo oyendo sus canciones desde que era una niña”. Y un hermano que estaba ahí dijo: “eso no es nada hermano Romero, yo escucho sus canciones aún antes de venir al mundo”. Le dije: un momento, cómo es eso. El respondió que “cuando estaba en la barriguita de mi mamá, mi abuelita venía y me decía Samuelito, ya me voy a trabajar, pero antes de irme quiero cantarte la canción que todas las mañanas te canto. Y me cantaba: Eran cien ovejas que había en su rebaño…”. Agrega el hermano quien cuando era muy pequeño y escuchaba esa canción, abría los ojos grandes para ver de dónde venía esa voz. Te cuento esto, porque creo que Dios me escogió desde el vientre de mi madre. Pero a la edad de 14 años me pusieron a enseñar una clase de Escuela Dominical, para niños que eran casi de mi misma edad. Yo puedo decir que ese fue mi punto de partida, aunque desde mi conversion, tenía una especie de carisma hacia los niños, que me seguían. Yo les enseñaba lecciones. En 1948 me gradué del Instituto Bíblico, de ahí en adelante comencé a ser oficialmente un proclamador del evangelio. Luego vino el llamado misionero, que me mandó por todo el mundo a predicar el evangelio.
¿Hubo algún evento especial en su vida cuando fue llamado a servir o a componer?
Bueno, si. Después de mi conversión, porque a mí no me salieron alitas en la espalda, era un niño como cualquiera y hasta un poco más travieso de lo ordinario. Un día escuché a una maestra que le dijo a otra sin saber que la estaba escuchando: “ese Juan no vale ni tres cacahuates”. El escuchar eso, me produjo un complejo de inferioridad tremendo. Yo crecí con la absoluta convicción que no valía nada. Un día llegó a la Iglesia un predicador fervoroso. Se llamaba Roberto Fierro. Predicó acerca de “Ir por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura…”. Yo decía, qué es eso de ir por todo el mundo si nosotros somos tan pobres que casi no había salido ni del barrio donde nací. Pero mi madre me estaba viendo. Y mi madre, tenía una manera de regañar muy punzante. Yo pensé, para que no me regañe voy a pasar al altar. Oré diciendo, “Señor, yo no te puedo engañar, pero aquí estoy. No sé que hacer, pero quisiera hablar contigo”, y sin darme cuenta, descubrí que estaba hablando con él. Le dije “tú sabes que no valgo nada, pero todo lo que yo tengo, te lo doy”. Me acordé de un chiquillo que le dio 5 panes y dos peces, entonces le dije: “todo lo que tengo son 3 cacahuates, pero son tuyos”. Con el pasar del tiempo, Dios me llevó por todo el mundo y me puso por 15 años en televisión. Yo sentía que por ese medio estaba llevando el alimento a millones de personas. Yo tendría como unos 14 años o menos, porque a los 15 fui al Instituto Bíblico en México.
¿Cuál fue la primera canción que el Señor le inspiró?
Siempre he dicho que soy poeta por accidente, soy predicador sin haberlo calculado, soy compositor por circunstancias. Recuerdo que un día iba a ser el orador en una Convención en Nueva York. Mi gran amiga y compañera de ministerio Amy Cortéz, quien nos hospedó, andaba como una leona enjaulada caminando de acá para allá. Le pregunté que la pasaba. Ella respondió: “Pues nada, un hermano que me prometió componer una canción, para un drama que vamos a presentar, ni siquiera me ha llamado por teléfono”. Le pregunté de qué se trataba la historia, ella me explicó que era de un niño que no quería ir a la Escuela Dominical, porque su papá no va. Le dije que nunca había escrito una canción pero que me dejara intentarlo. Me encerré en una habitación y a la media hora nació una canción que decía: “Juanito, hoy es domingo, despierta, es hora ya, la Escuela Dominical, pronto va a empezar, despierta ya”. Esta es la parte donde la mamá trata de despertar a Juanito. El niño, se estira, y dice: “Mamita, no me despiertes, al cabo, papá no irá, la Iglesia no es para él, yo no quiero, yo no quiero ir, si no va papá”. Lo que Juanito no sabía es que su papá lo estaba oyendo detrás de una Cortina. De repente sale y le dice; “Juanito, he oído todo, perdona mi grave error, prometo que iremos juntos y la voz de Dios y la voz de Dios, vamos a oir”. Termina la canción cantando los tres: “Toda la familia, vamos contentos a la Escuela Dominical, el gran Maestro de Galilea espera, que todos juntos vayamos a aprender”. Así nació mi primera canción en 1956, desde entonces soy compositor. He compuesto 437 canciones y casi todas han sido grabadas.
¿Cuántos discos ha grabado?
He grabado 29 discos.
¿Qué diferencia ve entre alabanza y adoración?
Yo creo que toda canción que se precie de cristiana, debe ser tripartita. Primero Adoración, porque el hombre madura a plenitud cuando aprende cómo adorar a Dios. Está comprobado que la Adoración cantada es la más expresiva. La segunda es la Alabanza y la tercera, que pocas veces se toma en cuenta, es la Edificación. Puede ser la auto edificación, es decir el mismo compositor y el intérprete se están edificando a sí mismo o están edificando a otros. El valor didáctico, la comunicación sensorial, no solo de las emociones, pero del aspecto espiritual. Un cantante, debe adorar, alabar y edificar o enseñar. Debe tener mensaje, porque si es una pura repetición fonética como lamentablemente lo hay, en mi opinión no merece la pena que se escuche.
¿Es importante el rol de la Alabanza y la Adoración dentro de la Iglesia?
Dios es un Dios musical. ¿Cómo lo sabemos” Porque el hombre que formó “antropomorfo”, lo hizo como un instrumento musical, se me ocurre que a lo mejor quiso hacer una flauta. Pero el cuerpo humano tiene ritmo, porque tiene un tamborcito por dentro que hace “tun tun”. Y cuando deja de hacerlo es porque ya se murió y es mejor que lo entierren. Pero le puso melodía también, porque es inexplicable cómo la gente habla con diferentes acentos y modos. Cada grupo étnico tiene su manera peculiar de hablar, con su música propia, folklórica, bernácula, típica. Estoy proyectando esto para decir que la expresión de la música, Alabanza, Adoración, es algo que no se puede contener .
Quiere decir que es una manifestación del instrumento musical que hizo Dios, que es el hombre
Exactamente. El hombre madura cuando llega el momento en que dice: “Debo de adorar a mi Creador”. Y la manera más fácil es a través de la música. A mí me preguntan si ya no hago canciones. No, ya no las escribo, pero de hacerlas casi todos los días, porque comienzo a orar y termino cantándole. Cuando me viene una canción que yo creo que tiene potencial, la grabo. Después le hago para arriba, para abajo, la extiendo, etc. y nace una canción.
¿Qué es para usted un Adorador?
Un Adorador no es solo quien expresa su afección a Dios, de la manera más sincera, de las cuerdas de su corazón. Sino que también incita a quienes lo escuchan a que adoren junto con él, al autor de la vida, al Padre nuestro que está en los Cielos.
¿Piensa que la iglesia latina sería lo mismo sin música?
Definitivamente no. Ninguna iglesia Cristiana. Es más, yo escuché a un conocedor en esta materia que dijo: “ Las Iglesias que comenzaron a decaer fueron las Iglesias que dejaron de cantar”. La canción es la expresión del alma. Y si no usamos el alma o el espíritu en este caso, esa Iglesia muere irremediablemente.
¿Cuánto cree usted que influye la Adoración en el discipulado de la persona?
Yo diría que influye de una manera tal que es imprescindible. Las lecciones más básicas o elementales así como las de más nivel, se aprenden mejor con música. Recuerdan: “2 y 2 son 4, cuatro y 2 son 6. Seis y 2 son 8 y ocho, 16”. En México nos enseñaban la tabla de multiplicar, cantando. Dios nos dio la capacidad receptiva para aprender mejor cuando cantamos. Es más, las personas que tienen dificultad para hablar, con melodía lo dicen perfectamente.
Usted es de los pocos testigos de excepción de la evolución de la Alabanza y la Adoración en las últimas décadas. ¿Cree que ha cambiado mucho?
Ha cambiado tanto, que a veces, los himnos que nos ayudaron a crecer espiritualmente, son ignorados o no reconocidos por los actuales “adoradores”, como les llamamos ahora. Por ejemplo, yo estuve en una conferencia que dio uno de esos predicadores famosos. En eso llegó una pareja que mencionó que acababan de aprender un himno que “estamos seguros que les va a gustar y se los vamos a cantar ahora”. Y lo hicieron así: “Cuando la trompeta suene en aquel día final…” Porque para ellos era nuevo. Yo no me opongo a la música contemporánea, eso si le confieso que no es mi favorita, pero me encanta ver a los jóvenes, cantando himnos con ritmos contemporáneos, con letras extraídas de las Escrituras. Mi alma se regocija, cuando veo multitudes de jóvenes recibiéndolas, con bendición. Si añoro, con una profundidad muy grande, aquellos himnos de antaño, con los cuales yo crecí.
¿Cuáles piensa que deben ser los elementos espirituales que debe tener la adoración?
Sobre todas las cosas, es la comunicación con Dios. El hombre es una criatura de comunicación. Y si con alguien debe tener una comunicación excelsa, sublime, suprema, divina, es con su Creador, con Dios. Si no se logra esa comunicación, prácticamente se ha perdido el tiempo.
Respecto al contenido de las canciones. ¿Usted cree que ahora se proyecta a Dios de una manera diferente? En el sentido en que antes se cantaba a un Dios más lejano, arriba, en su Trono y ahora a uno más cerca como el aire que respiramos.
Yo escribí una canción que ha sido grabada por otros músicos que dice: “Creo en ti, como creo en el sol, que me da su calor…”. Uno encuentra las metáforas en lo que uno conoce. Tal vez los compositores han hallado un “filón”, en eso que es perceptible y aceptable por la generalidad de la mentalidad humana. Uno habla de lo desconocido por medio de lo conocido. Y qué más conocido que las flores, el sol, etc.
¿En algún momento ha escrito canciones considerando la realidad social de los inmigrantes en Estados Unidos?
Pues si. Tengo algunas composiciones como “El Extranjero”, que es un poema donde presento a Dios mismo como el extranjero que dejó su “habitat” en el Cielo para venir a una tierra que aunque él la hizo, no era donde moraba. Y envió a su hijo para que lo representara, no solo como un simbolismo, sino como un parentezco. Jesús dijo: “El que me ha visto a mi ha visto al Padre”. Si algo vino Jesús a hacer fue a presentarnos a la realidad –no de un Padre vaporoso que se esfuma que se acaba- sino que es eterno y que nos identifica como sus hijos.
¿Alguna vez ha expresado su convicción politica en sus canciones?
No, nunca. No sé que tan bueno o malo es, pero si te puedo decir que cuando comencé a componer canciones, vi un anuncio comercial en la television donde se veía a unos afroamericanos de New Orleans, que estaban anunciando una cerveza, usando la música del tema: “Cuando los Santos marchen ya, hacia la patria Celestial”. Salían unas mujeres muy voluptuosas, con poca ropa, cantando. Yo dije: “Ah, ah, con mis canciones no van a hacer eso”. Entonces comencé la práctica de registrar todas mis canciones. No las registro para que nadie las grabe. Es más, yo animo a los cantantes que las graben. Algunos tienen miedo que les vaya a cobrar regalías, yo no las cobro, pero las acepto. Cuando ellos (los cantantes) hacen consciencia que soy un hombre retirado, sin salario, de vez en cuando me envía un cheque… yo no se los devuelvo. Yo nunca he comercializado con mis canciones. Yo escribí alborada, después que enterré a mi hija de 16 años. Mi composición nace de la experiencia.
¿Cómo es el corazón que Dios le ha dado?
Yo soy muy sensible. Lloro fácilmente. Un día estuve en una convención. Al escuchar el sermon de apertura, me tocó tanto que estaba bañado en lágrimas. Al día siguiente le tocó predicar al Vice Presidente del ente organizador y sucedió lo mismo. Me conmoví tanto que lloré casi de principio a fin. Al día siguiente, le tocó al Secretario dar su reporte que contenía números y números y yo estaba llorando, porque pensé, esas son almas que está reportando, que Dios ha salvado. Y le dije: “Señor, déjame decirte una cosa ¿no se te hace que es mucho llorar? Si tú sabías que yo iba a estar en este trabajo, por qué me diste un corazón tan debilucho, que llora de cualquier cosa. Porque yo volteé a ver a los congregados, a los ministros y ninguno lloraba. Era el único que estaba llorando. No te puedo decir que oí con mi oído natural, pero sentí que Dios me dijo: “Así ¿Te parece que tienes un corazón debilucho? Pues espera que yo te lo voy a cambiar. Te voy a poner un corazón como el de todos los demás y ya no vas a llorar”. En ese instante pensé en las ocasiones de riesgo en que he estado en un avión, otras en un valles muy profundo o en un bote en el océano. De pronto me llegó un toque del Señor y dije: No, no, déjalo así Señor, déjame llorón. Desde entonces sigo llorando.
¿Cuál es la influencia que usted quiere generar en las personas?
Don Francisco, el conductor de Sábado Gigante, al celebrar sus 50 años de carrera, le preguntaron cómo quisiera que lo recordaran cuando ya no esté aquí. El respondió: “Yo me conformo con que la gente diga que Don Francisco fue un buen hombre”. Yo pensé que pide muy poco, porque cuando una persona muere, aunque haya sido un demonio, la gente dice: “Ay, tan bueno que era”. Pensé en cómo quisiera que la gente me recordara. Anhelo que por lo menos uno, aunque se que serán muchos quienes me van a decir en el Cielo: “Hey, Juan, gracias porque por tu canción tal o por tus programas de television, por tus predicaciones en el estadio o en la Iglesia, yo estoy acá porque acepté a Jesucristo”. A mí me dieron un Grammy, un Premio Arpa en Washington, donde asistió el Presidente de los Estados Unidos, una Arpa de Oro en la capital de México y otros trofeos más. Pero yo todo lo que digo, lo que hago y lo que soy, se lo debo a Jesucristo. Mi mayor placer, va a ser poner esos trofeos, junto con mi adoración ante los pies del Señor, cuando llegue al cielo.
El Machismo es un elemento presente en nuestra comunidad. ¿En algún momento su música ha desafiado a la mentalidad Machista?
Mira que nunca había pensado en eso. Me has puesto en un terreno que no conozco. Nunca he pensado si mi música despierta esas áreas del Machismo de quienes la escuchan.
En sus presentaciones ¿Promueve respeto y consideración a las mujeres?
En mí es tan natural el respeto a las mujeres, a los niños y a los ancianos, a todas la personas que casi no hago diferencia. Yo le he cantado a la mujer, a la esposa. Quizá el Señor me está señalando un nuevo “filón” para escribir otras 400 canciones antes que muera.
¿Piensa que se ha incorporado más arte en la Adoración dentro de las Iglesias?
Alguien dijo que la belleza está en los ojos del que la contempla. Nosotros, aquí en CVC La Voz, tenemos varios talentos. Y hace un momento, pasando frente al escritorio de mi hermano y amigo, Erwin Dorado, me llamó para mostrarme en su computadora, un poema que acaba de escribir. Yo conozco gente que no les gusta la poesía. Algunos me lo han dicho. Yo pienso que también los caballos pisotean las flores osea que no todos tenemos la capacidad de apreciar el arte.
¿Usted cree que es una Buena forma de manifestar Adoración por medio de poemas, pintura, escultura, música?
Definitivamente, la donosura no está en pugna con la apreciación Divina. De otra manera, Dios no hubiera dado ese talento a los hombres.
Nos hubiera dado una creación en blanco y negro
¡Verdad! Tú también tienes imaginación. Yo tengo una canción que se llama “Colores”, dice así: “La humanidad, es de muchos colores y de hecho el infinito es de colores también…”. Luego habla específicamente de cada color.
¿Usted cree que la comunidad hispana ha respondido bien a los cambios en la música, en los ritmos y en los contenidos en estos últimos años?
Es evidente por la cantidad de congregaciones que se han formado y que lo siguen haciendo con los nuevos ritmos. Gracias a Dios porque de no haber sido así, hubiéramos perdido mucha gente.
¿Me puede dar algunos títulos de canciones que marcaron su vida?
La primera creo que sería “Esta lucecita yo la dejaré brillar”. Yo venía de una religión, cuya liturgia estaba compuesta de melancolía, de tristeza, de imágenes sangrando. Las oraciones parecían un zumbido de moscas, el olor a incienso, un hombre vestido de negro de pies a cabeza. Otros himnos son “Oyes como el Evangelio, Más allá del Sol, Cuando allá se pase lista”, etc.
¿Usted ha visto patrones de globalización y cómo nuestras culturas se comparten materiales y recursos?
Si lo he visto. Justamente, esta mañana, revisando en mis archivos, encontré una canción en Portugués que me gusta mucho. Hace unos días, en un programa de television vi a un trío de muchachos, muy jóvenes, que cantaban canciones de opera. Las han hecho contemporáneas. Son canciones clásicas que las han filtrado a través del Pop y están teniendo un éxito tremendo. Cuando comencé a componer canciones Mexicanas, los primeros que no gustaban de esa música y que de hecho, me lo llegaron a decir ellos mismos: “A mí, si me cantas un himno con ritmo Mexicano, quiero que me pongas también las Cahuamas (cervezas)”. Osea que asociaba la música con el licor. Gracias a Dios que esa música se ha ido acomodando en la himnología Cristiana.
Osea que usted en su tiempo sufrió un poco ese tipo de discriminación cuando empezó a emplear ritmos populares con contenido Cristiano
No tanto yo. Porque cuando comencé, ya estaban “Los Hermanos Alvarado”, que cantaban música Mexicana. Yo por muchos años, no escribí música típica. A mí me tocó grabar, cuando en el otro estudio estaba un grupo de mariachis, tomando Tequila y fumando no se qué. Me dije, no, no, esa es otra cultura. Pero cuando empecé a recorrer el continente y la gente me aceptaba como Mexicano, pero también me pedían que interpretara música autóctona. le dije a un amigo que se llama Manuel Gaona, que vive en Monterrey, que me avisara cuando encuentre un Mariachi Cristiano. Un día me llamó y me dijo: “Juan, ya lo tengo, es uno de los mejores acá, todos son cristianos y se emocionaron al pensar que tu puedes venir a grabar con ellos”. A los pocos días estaba volando a México, a grabar mi primer disco con ritmos mexicanos.
¿Quién es Jesús para usted?
Sería muy fácil decirte que es mi todo. No es solamente el epítome de la Divinidad, es Dios mismo. Para mí es el Padre, representado en una persona: Jesucristo. Y sin embargo, la distinción específica es Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. No quiero que me malinterpreten, pero pienso que Jesucristo, representa la Divinidad en todos sus aspectos.
¿Cuál cree que es el concepto que Dios tiene de usted?
¡Ay, que te pudiera decir! Yo quisiera que dijera; “Qué bueno que es Juan”. Pero, mira, esta creo que es la pregunta más punzante que me has hecho. Yo quisiera que por lo menos él dijera: “Bien buen siervo y fiel, sobre poco fuiste fiel, entra en el gozo de tu Señor”. Dios es insondable, no puedo saber qué es lo que piensa de mí. Pero mi deber como su hijo, es tratar de ganarme su cariño, su aprobación. Esta mañana pensaba que quisiera estar en la voluntad de Dios, hasta que mi voluntad, sea la voluntad de Dios. Osea, una amalgama de personalidades. No quiero decir que quiero ser Dios, pero anhelo ser como él es. Eso es por la transmutación de naturalezas. El hombre no deja de ser hombre, pero se le añade la naturaleza divina, que Teológicamente conocemos como el Nuevo Nacimiento