Psalm 18: Mi salvador / My Savior
Esta interpretaciĆ³n del salmo 18 fue presentada por Andrea Armoa. Plasma un momento tormentoso donde Dios acude en nuestra ayuda. / This interpretation of Psalm 18 was presented by Andrea Armoa. It depicts a stormy moment where God comes to our aid.
Psalm 18Reflection:
How does this Psalm piece interpret the psalm?
Hay pruebas que son mares embravecidos que nos sacuden las fibras más sensibles de nuestro ser. Caos, temor y esa vocecita que nos susurra que vamos a hundirnos. Oscuridad y muerte pueden rodearnos, enemigos desafiantes quizás nos sentencien terribles augurios. Pero allí, en la más oscuras de las tinieblas llega el brazo fuerte de nuestro Dios, a librarnos de toda maldad. El salmista describe ese momento de clamor donde ansiamos con todo nuestro ser la ayuda de Dios. Las olas parecen envolvernos y arrastrarnos de un lado a otro buscando destruirnos. Aun así puede clamar diciendo "Invoco al SEÑOR, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos." Muchas veces somos presos de nuestros miedos, nos esclaviza el temor y la angustia. Pero allí viene Dios como poderoso gigante para decirnos que si Él está allí, no hay nada que temer. ¡En medio de la tormenta podemos reconocer quién es Dios!
“Los lazos de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron. Me enredaron los lazos del sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte. En mi angustia invoqué al SEÑOR; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!”
¿Existe algún lugar donde el Señor no pueda llegar? ¿Hay tempestad tan grande que Dios no pueda contener? Dios es nuestro refugio, nuestro salvador en medio de las tormentas.
There are trials that are rough seas that shake the most sensitive fibers of our being. Chaos, fear, and that little voice that whispers to us that we are going to sink. Darkness and death may surround us, and defiant enemies may sentence us to terrible fates. But there, in the darkest darkness, the strong arm of our God comes to deliver us from all evil. The psalmist describes that moment when we long with all our being for God’s help. The waves seem to envelop us and drag us about, seeking to destroy us. Yet we can cry out, “I call upon the LORD, who is worthy of praise, and I am safe from my enemies.” We are often prisoners of our fears; we are enslaved by fear and anguish. But there, God comes as a powerful giant to tell us that if God is there, there is nothing to fear. In the midst of the storm we can recognize who God is!
"The cords of death entangled me; the torrents of destruction overwhelmed me. The cords of the grave coiled around me; the snares of death confronted me. In my distress I called to the LORD; I cried to my God for help. From his temple he heard my voice; my cry came before him, into his ears” (vs. 4–6, NIV).
Is there any place where the Lord cannot reach? Is there a storm so great that God cannot contain it? God is our refuge, our savior in the midst of storms.
Liturgical Suggestions:
Esta imagen invita a tomarmos un tiempo de oración, donde agradecer a Dios por su amor y reconocer que El es nuestro salvador en medio de las tormentas.
This image invites us to a time of prayer in which we thank God for God’s love and recognize that God is our savior in the midst of the storms.
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Art: Andrea Armoa, © Andrea Armoa
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