Al considerar el inicio del calendario litúrgico cristiano es importante ubicar el Adviento (anticipación y promesa de la venida, llegada del Mesías) como un ejercicio de imaginación profética (Walter Brueggemann) que nos provee la capacidad de nutrir, cultivar y evocar una nueva conciencia y percepción alternativa a la conciencia y percepción que nuestras culturas y sociedades han formado en nosotros y nosotras. Se nos ha enseñado a ver e interpretar la realidad cotidiana de cierta manera. La palabra profética nos lleva al plano de la fe y nos enseña a ver esa realidad con ojos distintos.
Esto nos habilita a colocarnos en abierta resistencia a los poderes que dominan este mundo ya que nos libera de “la verdad” del opresor que hemos internalizado para vivir y poner en práctica la verdad del Evangelio. Otra iglesia, otra sociedad y otro mundo son posibles.
Primer domingo de Adviento: Esperanza (Isaías 10:33-11:1-9)
Esperanza es el tema de la primera semana de Adviento . La esperanza, bíblicamente hablando, es una esperanza militante (1:12, 14, 18; 3:10, 14-19; 4:4, 13). La esperanza de mirar con los ojos de la fe las realidades no visibles como si lo fueran: La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.” (Heb. 11:1).
Es vivir cada día por fe y no por vista; es sostenernos firmes ante los poderes del mal, los señores de este mundo, y decirles NO, porque nos mantenemos firmes como si estuviéramos viendo al Invisible (Heb. 11:27).
Es la confianza de que las sencillas semillas que sembramos con lágrimas y dolor muy pronto sean una cosecha generosa que alegre inmensamente nuestro corazón por las rebosantes gavillas que cargamos (Salmo 126:5-6).
Es la esperanza de construir la nueva humanidad propuesta por Dios, de verla hecha carne en nuestras comunidades como primicia del reino y adelanto de la vida que es posible aquí y ahora.
La esperanza es respuesta a los muchos macondos en nuestras naciones que ni siquiera pueden participar del mundo del consumo ya que se ”hunden sin remedio en el tremedal del olvido” (Gabriel García Márquez ). Pueblos como Comala marcados por la muerte, el desamparo y el páramo (Juan Rulfo).
La esperanza alimenta la inconformidad con la realidad cotidiana. Nos ayuda a mirar más allá de la “normalidad” de este mundo y advertir que hay otro mundo en ciernes. Nos permite avisorar las señales de vida en medio de la muerte. Nos capacita a creer que la vida puede brotar del valle de los muertos (Ezequiel 37). Por ello, nos aferramos a la esperanza cierta de que del desierto puede brotar de nuevo el jardín del Edén (Isaías 35). Y vivimos con la certeza de que, en medio de la desolación y el páramo, puede brotar el retoño o renuevo del tronco muerto (Isaías 11).
Consideremos el pasaje de Isaías. En ese texto, el retoño de Isaí, padre de David, constituye la esperanza de nueva vida para la nación en el exilio.
Se debe empezar la lectura con la descripción del juicio que se ha descrito en el capítulo 10:33-34, bajo la imagen de una devastación forestal:
¡Miren! El Señor, el Señor Todopoderoso,
desgaja las ramas con fuerza increíble.
Los árboles más altos son talados;
los más elevados son abatidos.
Derriba con un hacha la espesura del bosque,
y el esplendor del Líbano se viene abajo.
“Dios, como Señor y juez de la historia, anuncia el juicio sobre Judá y luego sobre el imperio en turno, Asiria. Los versículos citados concluyen ese anuncio de una total devastación. Pero aunque tal destrucción parece definitiva, aún hay esperanza. Del tronco de Isaí(imagen que apunta al origen humilde del Mesías y su reino) brotará un renuevo. “La savia perenne que vivifica esa cepa, la palabra/promesa divina, hará que la vida brote del dominio de muerte.” (Luis A. Schökel)
1 Del tronco de Isaí brotará un retoño;
un vástago naceráde sus raíces.
2 El Espíritu del Señor reposarásobre él:
espíritu de sabiduría y de entendimiento,
espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
Sobre el retoño posará el Espíritu del Señor en toda su plenitud (la cuádruple repetición de Espíritu de... apunta a ello). El rey ungido por el Espíritu de vida tendrá, gracias a ello, las cualidades (v.2) para gobernar de acuerdo al deseo de Dios: sabiduría y destreza en las acciones, prudencia en el gobierno, valor militar, el (re)conocimiento profundo de Dios y un humilde respeto y piedad ante Él, que hacen posible el establecimiento de un reino de justicia para todas y todos, en particular para "los pobres de la tierra", que han vivido sistemáticamente privados de ella (Schökel).
3 Él se deleitaráen el temor del Señor;
no juzgará según las apariencias,
ni decidirá por lo que oiga decir,
4 sino que juzgarácon justicia a los desvalidos,
y dará un fallo justo
en favor de los pobres de la tierra.
Destruirá la tierra con la vara de su boca;
matará al malvado con el aliento de sus labios.
5 La justicia será el cinto de sus lomos
y la fidelidad el ceñidor de su cintura.
El Mesías se revestirá de justicia y fidelidad, como una armadura poderosa para la batalla. El fruto de ese reino de justicia será la paz/shalom/reconciliación en toda la creación:
6 El lobo vivirácon el cordero,
el leopardo se echará con el cabrito,
y juntos andarán el ternero y el cachorro de león,
y un niño pequeño los guiará.
7 La vaca pastarácon la osa,
sus crías se echarán juntas,
y el león comerápaja como el buey.
8 Jugará el niño de pecho
junto a la cueva de la cobra,
y el recién destetado meterá la mano
en el nido de la víbora.
9 No harán ningún daño ni estrago
en todo mi monte santo,
porque rebosará la tierra
con el conocimiento del Señor
como rebosa el mar con las aguas.
Estos temas de Isaías 11:1-9 en relación a la plenitud de los días del Espíritu, del Mesías rey-siervo humilde, y de su reino de justicia que tiene como fruto el shalom en toda la creación, son también la tarea ineludible de la nueva humanidad creada por Jesús, la Iglesia. Los cristianos y cristianas, como Jesús, somos también llamados a revestirnos de la justicia (Efesios 4:24; 6:14) y a ser artesanos de las buenas noticias de paz (6:15) como primicias de la nueva creación de Dios (1:14; 2:10).
El evangelio de Jesús ofrece recursos para liberarnos de los fetiches económicos que nos dominan a fin de abrir la posibilidad de una existencia libre del poder de nuestros enemigos. La buena noticia se plantea como una alternativa liberadora de los poderes del mundo.
Segundo domingo de Adviento: Paz-Shalom (Isaías 2:2-4).
Paz-shalom. A fin de captar la importancia y el profundo significado del concepto bíblico paz-shalom, daremos un vistazo al profeta Isaías para descubrir que este es uno de los términos bíblicos más profundos y comprensivos para describir el propósito de Dios para toda su creación.
Al profeta Isaías le debemos la articulación más acabada de la teología de Shalom. El siguiente pasaje es de especial importancia. Aquí solo ofrecemos un bosquejo que resalta sus ideas centrales:
Isaías 2:2-4 y su visión de un reino de Shalom
La exaltación de la montaña de Dios (la iglesia) por sobre las demás naciones (v.2), como eje de la adoración al verdadero Dios.
2 En los últimos días,
el monte de la casa del Señor será establecido
como el más alto de los montes;
se alzará por encima de las colinas,
y hacia él confluirán todas las naciones.
Todas las naciones vendrán a vivir de acuerdo a la ley de Dios (v.3), sus buenas noticias, y evangelio:
3 Muchos pueblos vendrán y dirán:
«¡Vengan, subamos al monte del SEÑOR,
a la casa del Dios de Jacob!,
para que nos enseñe sus caminos
y andemos por sus sendas.»
Porque de Sión saldrá la enseñanza,
de Jerusalén la palabra del SEÑOR.
El Señor establecerá la justicia entre las naciones (v.4)
4 Él juzgará entre las naciones
y será árbitro de muchos pueblos
Como resultado, las naciones experimentarán una transformación: cambiarán sus armas de guerra en instrumentos de trabajo y habrá shalom entre las naciones (v.4)
Convertirán sus espadas en arados
y sus lanzas en hoces.
No levantará espada nación contra nación,
y nunca más se adiestrarán para la guerra.
Miqueas 4:1-5 recoge muchos de los temas ya expresados por Isaías y anuncia lo que acontecerá en los últimos tiempos:
1 En los últimos días,
el monte del templo del SEÑOR
será puesto sobre la cumbre de las montañas
y elevado por encima de las colinas.
Entonces los pueblos marcharán hacia ella,
2 y muchas naciones se acercarán, diciendo:
«Vengan, subamos al monte del SEÑOR,
a la casa del Dios de Jacob.
Dios mismo nos instruirá en sus caminos,
y así andaremos en sus sendas.»
Porque de Sión viene la instrucción;
de Jerusalén, la palabra del Señor.
3 Dios mismo juzgará entre muchos pueblos,
y administrará justicia
a naciones poderosas y lejanas.
Convertirán en azadones sus espadas,
y en hoces sus lanzas.
Ya no alzará su espada nación contra nación,
ni se adiestrarán más para la guerra.
4 Cada uno se sentará
bajo su parra y su higuera;
y nadie perturbará su solaz
—el Señor Todopoderoso lo ha dicho—.
5 Todos los pueblos marchan
en nombre de sus dioses,
pero nosotros marchamos en el nombre del SEÑOR,
en el nombre de nuestro Dios,
desde ahora y para siempre. (NVI)
“De todas partes del mundo se ven converger caravanas de pueblos …como si fueran ríos engrosados por afluentes, que avanzan, confluyen y ascienden monte arriba. ¿Qué fuerza de gravedad contraria los congrega? El canto lo dice: la ley o voluntad del Señor hecha palabra para la convivencia humana y la palabra del Señor hecha mensaje profético de esperanza. Aceptan el arbitraje justo y pacífico de Dios y transforman las armas para usos pacíficos…Están desandando la dispersión primigenia de Babel y están prefigurando Pentecostés.” (Luis A. Schokel, Biblia del Peregrino, edición de estudio, tomo II, p. 447).
Según Jesús, ser hacedores de la paz es una de las características de los cristianos en el mundo y una marca que explica la manera en que podemos brillar en el mundo y actuar como la sal de la tierra (Mt. 5:9-16). Es reflejar el carácter de nuestro Padre en nuestro quehacer cotidiano: serán llamados hijos e hijas de Dios.
Tercer domingo de Adviento: Alegría (Isaías 65:17-25).
La alegría como característica central del nuevo cielo y la nueva tierra es el tema central de este pasaje. En un mundo marcado por el sufrimiento, la escasez, las guerras y las lágrimas de dolor, este mensaje es extraordinario. Aún más notable es el hecho de que dicha alegría es tanto de los seres humanos como de Dios mismo. Dios, que sufre ante la maldad y el horrorhumano , también se regocijará ante la restauración de su mundo, ante la liberación que toda la creación experimentará del sufrimiento y la muerte.
17 »Presten atención, que estoy por crear
un cielo nuevo y una tierra nueva.
No volverán a mencionarse las cosas pasadas,
ni se traerán a la memoria.
18 Alégrense más bien, y regocíjense por siempre,
por lo que estoy a punto de crear:
Estoy por crear una Jerusalén feliz,
un pueblo lleno de alegría.
19 Me regocijaré por Jerusalén
y me alegraré en mi pueblo;
no volverán a oírse en ella
voces de llanto ni gritos de clamor.
A continuación, el profeta vislumbra aquellas condiciones que producen dolor, llanto y un sentido de futilidad y vacío: el fin de la mortandad infantil (20a) y el llegar a la vejez con dignidad (20b). Al mencionar los dos polos de la vida humana, niñez y vejez, el profeta en realidad incluye toda la vida del ser humano en cada una de sus etapas. Y nos recuerda que serán buenas en gran manera.
20 »Nunca más habrá en ella
niños que vivan pocos días,
ni ancianos que no completen sus años.
El que muera a los cien años
será considerado joven;
pero el que no llegue a esa edad
será considerado maldito.
El futuro que Dios anhela para todas y todos nosotros tiene que ver con la realidad de que haya vivienda honorable para todas y todos (21a) y que su trabajo, libre de la explotación y abuso tan comunes, sea recompensante y satisfactorio. Que el fruto de nuestras labores haga posible una vida plena en la que se pueda disfrutar de las pequeñas cosas que hacen que la vida laboral tenga como fruto la felicidad de toda la familia (21b).
21 Construirán casas y las habitarán;
plantarán viñas y comerán de su fruto.
22 Ya no construirán casas para que otros las habiten,
ni plantarán viñas para que otros coman.
Porque los días de mi pueblo
serán como los de un árbol;
mis escogidos disfrutarán
de las obras de sus manos.
23 No trabajarán en vano,
ni tendrán hijos para la desgracia;
tanto ellos como su descendencia
serán simiente bendecida del SEÑOR.
Y en esta nueva creación, habrá plena comunión e intimidad con Dios:
24 Antes que me llamen,
yo les responderé;
todavía estarán hablando
cuando ya los habré escuchado.
La paz-shalom será el fruto final de la acción de Dios, de la cual nosotros, su pueblo, somos colaboradores (1 Cor. 3:10-15; Mateo 5:9; 2 Cor. 5:18-20).
25 El lobo y el cordero pacerán juntos;
el león comerá paja como el buey,
y la serpiente se alimentará de polvo.
En todo mi monte santo
no habrá quien haga daño ni destruya»,
Estas son razones suficientes para que haya deleite y regocijo para todo el mundo (18-19). La plena satisfacción con el trabajo de nuestras manos y en la procreación de hijas e hijos, será una realidad para toda la gente (22-23). Entonces, la bendición de Dios será una realidad (23b). La maldición original habrá desaparecido para siempre. La comunión con Dios se experimentará plenamente (24) y toda la creación de Dios disfrutará el shalom en toda su plenitud (25).
Cuarto domingo de Adviento: Amor (Isaías 40:1-11 y 42:3-4).
El amor es la base y fundamento de todo lo que Dios hace por nosotras y nosotros para redimirnos y liberarnos de los poderes malignos y perversos de este mundo. La Biblia usa un conjunto de términos para referirse a esa realidad profunda que explica las acciones de Dios a favor nuestro: misericordia, bondad, compasión, gracia, ternura y amor, entre otros. Todos ellos, como los diferentes lados de un prisma, muestran las diferentes facetas del amor de Dios por nuestra humanidad caída, por nosotras y nosotros.
Durante el Adviento, la palabra profética nos reitera la buena voluntad de Dios de mantener su actitud de gracia y amor hacia la humanidad. La llegada prometida del Mesías será la encarnación del amor de Dios.
El lenguaje de amor hacia los exiliados sobresale en este anuncio de lo que viene para ellos. Dios mismo pide a sus mensajeros que “consuelen…hablen con cariño” a su pueblo oprimido. El mensaje es claro: Dios les perdona y les restaura.
Isaías 40:1-11
1 ¡Consuelen, consuelen a mi pueblo!
—dice su Dios—.
2 Hablen con cariño a Jerusalén,
y anúncienle
que ya ha cumplido su tiempo de servicio,
que ya ha pagado por su iniquidad,
que ya ha recibido de la mano del SEÑOR
el doble por todos sus pecados.
El pueblo se ha de preparar ante la llegada e intervención de Dios a su favor, tal como Juan el Bautista lo hizo , al llamar al pueblo al arrepentimiento y la fe.
3 Una voz proclama:
«Preparen en el desierto
un camino para el SEÑOR;
enderecen en la estepa
un sendero para nuestro Dios.
4 Que se levanten todos los valles,
y se allanen todos los montes y colinas;
que el terreno escabroso se nivele
y se alisen las quebradas.
5 Entonces se revelará la gloria del SEÑOR,
y la verá toda la humanidad.
El SEÑOR mismo lo ha dicho.»
El anuncio le recuerda al pueblo su fragilidad y mortalidad, trasfondo necesario para escuchar la buena noticia.
6 Una voz dice: «Proclama.»
«¿Y qué voy a proclamar?», respondo yo.
«Que todo mortal es como la hierba,
y toda su gloria como la flor del campo.
7 La hierba se seca y la flor se marchita,
porque el aliento del Señor sopla sobre ellas.
Sin duda, el pueblo es hierba.
8 La hierba se seca y la flor se marchita,
pero la palabra de nuestro Dios
permanece para siempre.»
El mensaje es de adviento, el Señor está por llegar, viene con juicio y compasión profunda.
9 Sión, portadora de buenas noticias,
¡súbete a una alta montaña!
Jerusalén, portadora de buenas noticias,
¡alza con fuerza tu voz!
Álzala, no temas;
di a las ciudades de Judá:
«¡Aquí está su Dios!»
10 Miren, el SEÑOR omnipotente llega con poder,
y con su brazo gobierna.
Su galardón lo acompaña;
su recompensa lo precede.
Y describe su inmenso amor hacia los débiles y vulnerables:
11 Como un pastor que cuida su rebaño,
recoge los corderos en sus brazos;
los lleva junto a su pecho,
y guía con cuidado a las recién paridas.
Isaías 42:3-4
Con imágenes similares al versículo anterior, describe al Siervo del Señor, quien tendrá especial ternura y cuidado hacia la gente quebrada y a punto de desvanecerse:
3 No acabará de romper la caña quebrada,
ni apagará la mecha que apenas arde.
Estas acciones constantes del Siervo del Señor son muestras de su justicia y fidelidad. Y ellas son esperadas y anheladas por todas las personas.
Con fidelidad hará justicia;
4 no vacilará ni se desanimará
hasta implantar la justicia en la tierra.
Las costas lejanas esperan su enseñanza.»
Durante el Adviento tenemos la oportunidad de recordar a todas las personas que el amor de Dios se extiende de manera preferencial hacia las personas marginadas, cansadas y trabajadas; hacia quienes han tocado fondo en su quebrantamiento y sienten que la vida se extingue de ellas. Sobre todo, tenemos el llamado a modelar ese amor de Dios para todas y todos los que nos rodean.
Día de Navidad: Dios con nosotros …y el mal también (Mateo 1:23; 2:1-18)
La violencia humana por obtener o mantener el poder es un tema constante en la historia bíblica y también en la historia de nuestras naciones hasta el día de hoy. Quienes ostentan el poder político, económico, social, militar y religioso no se detienen ante nada ni nadie que, de alguna manera, perciban como amenaza y peligro.
La narrativa bíblica nos recuerda esa horrenda realidad precisamente ante la llegada del Mesías Jesús, Dios con nosotros. Las buenas nuevas y las horribles caminan a la par.
23 «La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamarán Emanuel» (que significa «Dios con nosotros»).
La narración plantea de inmediato un notable contraste. La visita de los magos o sabios resalta la sensibilidad de los “gentiles” ante la indiferencia y cerrazón del “pueblo de Dios y sus representantes”. Los sabios, guiados por su propia revelación, actúan de inmediato para ir a adorar al recién nacido rey de los judíos. Estole preocupa seriamente al rey Herodes.
1 Después de que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, llegaron a Jerusalén unos sabios procedentes del Oriente.
2 —¿Dónde está el que ha nacido rey de los judíos? —preguntaron—. Vimos levantarse su estrella y hemos venido a adorarlo.
3 Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él.
Los eruditos y expertos en las Escrituras, los sabios de Israel, sirven al poder de Herodes y se mantienen indiferentes ante el extraordinario anuncio de los otros sabios. Pueden citar la Biblia de memoria y con precisión señalar el lugar del nacimiento del Mesías, pero poco o nada les afecta ese evento de enorme magnitud.
4 Así que convocó de entre el pueblo a todos los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley, y les
preguntó dónde había de nacer el Cristo.
5 —En Belén de Judea —le respondieron—, porque esto es lo que ha escrito el profeta:
6 »“Pero tú, Belén, en la tierra de Judá,
de ninguna manera eres la menor entre los principales de Judá;
porque de ti saldrá un príncipe
que será el pastor de mi pueblo Israel.”
Como astuto político, Herodes empieza a planear siniestramente el siguiente paso. Él sí toma en serio el anuncio de los sabios de Oriente y actuará consecuentemente.
7 Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había
aparecido la estrella. 8 Los envió a Belén y les dijo:
—Vayan e infórmense bien de ese niño y, tan pronto como lo encuentren, avísenme para que yo también vaya y lo adore.
Los sabios cumplen su cometido y adoran al niño. Experimentan la alegría del adviento ya realizado y adoran al niño prometido. Pero son instruidos para no reportar a Herodes. Quizás confirman sospechas que después serán confirmadas.
9 Después de oír al rey, siguieron su camino, y sucedió que la estrella que habían visto levantarse iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. 10 Al ver la estrella, se llenaron de alegría. 11 Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra. 12 Entonces, advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
El ángel le advierte a José que debe exiliarse a Egipto porque Herodes intentará matar al niño. Esa noche, la familia huye por su vida e inicia el vía crucis hacia Egipto. Ahora son inmigrantes que deben buscar en una tierra ajena y hostil una mejor vida. Jesús y sus padres han de experimentar la aciaga vida de los inmigrantes. Hacia el final de su vida pública, Jesús establecerá como práctica de sus seguidores la hospitalidad al inmigrante (Mt. 25:35).
13 Cuando ya se habían ido, un ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
14 Así que se levantó cuando todavía era de noche, tomó al niño y a su madre, y partió para Egipto, 15 donde permaneció hasta la muerte de Herodes. De este modo se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo.»
Herodes ordena un infanticidio en Belén. La profecía se cumple:
“llanto y gran lamentación…Raquel llora por sus hijos y no quiere ser consolada…”
¿Qué consuelo es posible ante la masacre de todos esos niños? La violencia del Estado se ha ensañado sobre esos inocentes sin que se pueda evitar. Los padres viven el dolor de una enfermedad terminal que no tiene explicación ni justificación, como la que provocan tantos Herodes modernos en nuestros países.
16 Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se enfureció y mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y en sus alrededores, de acuerdo con el tiempo que había averiguado de los sabios. 17 Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías:
18 «Se oye un grito en Ramá,
llanto y gran lamentación;
es Raquel, que llora por sus hijos
y no quiere ser consolada;
¡sus hijos ya no existen!»
Al celebrar el adviento cumplido de Jesús, Dios con nosotros, haremos bien en recordar que su gloriosa venida ocurre en un contexto de abuso de poder que trae muerte y desolación. Es necesario dejar de lado las interpretaciones culturales de la Navidad que rodean dicho evento con un romanticismo irreal. Aprendamos a mirar la llegada de Emanuel en el contexto de las realidades fúnebres que nos rodean hoy día: las migraciones masivas, los genocidios y la violencia de nuestros Estados . Y en medio de ello, fomentemos la esperanza, seamos fieles artesanos de la paz, sembremos alegría en medio de la desolación e imitemos el amor de Jesús, que es más poderoso para crear vida que todas las fuerzas del mal.