15 Por eso yo, por mi parte, desde que me enteré de la fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los santos, 16 no he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones.
17 Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor.
18 Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan
a qué esperanza él los ha llamado,
cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos,
19 y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos.
Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz 20 que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo sentó a su derecha en las regiones celestiales, 21 muy por encima de todo gobierno y autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no sólo en este mundo sino también en el venidero. 22 Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la iglesia. 23 Ésta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo. (Efesios 1:15-23).
Recordemos el momento histórico.
Cuando se escribe la Carta a los Efesios, las mayorías de la población viven bajo el violento y opresor imperio romano. Casi la mitad de los habitantes de dicho imperio son esclavos y los demás súbditos son tributarios de Roma. Las élites políticas y económicas no romanas son clientes sumisos del imperio que velan por los intereses de César y a cambio reciben beneficios que les permiten vivir con grandes lujos. Dichas élites gobiernan sus países velando por los intereses del imperio que les permite, a cambio, que experimenten el “sueño romano” en su propia tierra. Efeso como capital de la provincia de Asia menor era modelo de sumisión e imitación cultural de Roma. De hecho, era la ciudad más romana fuera de Roma. Sus gobernantes se habían asimilado al imperio como muy pocos en esos días.
Sin embargo, para las grandes mayorías, la vida era cuesta arriba y resultaba muy difícil tener los mínimos elementos para vivir una vida digna. La propaganda romana les bombardeaba constantemente para conquistarles espiritualmente, haciéndoles creer las mentiras de Roma: “Somos un imperio benefactor, creador de la paz, la felicidad, el derecho y la prosperidad.”
Una oración para tomar conciencia de una realidad alternativa
Del canto con el que inicia la carta, Pablo pasa a la oración de gratitud (vv. 15-16) y de inmediato a la intercesión (vv. 17-19). Ante las grandes realidades de lo que Dios ha hecho a nuestro favor (elegirnos, adoptarnos, rescatarnos del poder del mal y marcarnos como propiedad suya) y que se han celebrado en un canto de alabanza al Dios trino (1:3-14), el pastor Pablo expresa su gratitud por la familia de Dios y de inmediato manifiesta la urgencia de rogar a Dios a favor de las hijas e hijos de Dios.
En su oración de intercesión, el pastor refleja una clara conciencia de la ceguera que las y los cristianos tienen con respecto a su identidad, visión y vocación. Su cultura, el mundo en que crecieron y la cosmovisión que la propaganda romana ha sembrado en ellos no les permite ver con claridad las radicales demandas de la fe cristiana y del seguimiento de Jesús. Los efesios (y hoy nosotros) viven con visiones de la realidad que compiten entre sí. Su pastor sabe que los efesios viven de acuerdo a la realidad que les ha construido Roma.
Sin duda las y los cristianos de Efeso saben acerca del ABC de la vida cristiana pero todavía tienen mucho que aprender y madurar. Viven un conflicto de interpretaciones de la realidad cotidiana y requieren una intervención urgente. Los ojos de su corazón tienen que ser abiertos por el Espíritu: que Dios les abra los ojos de la fe para que se den cuenta de lo mucho que ya ahora tienen pero que no reconocen en su aciago diario vivir. Su horizonte solo puede ver las densas tinieblas de los poderes del mal y por ello es indispensable que tomen y adquieran una nueva conciencia de su realidad actual. Necesitan empezar a ver con los ojos de la fe otra realidad posible: El Reino de Jesús, ya presente en nuestro mundo, que genuinamente trae paz, felicidad y buena vida, aun en medio de la realidad tirana en que viven los efesios.
El punto de partida: Ojos abiertos para ver y seguir la realidad alternativa de Dios
Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso,
les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor. (v. 17)
Estas palabras son eco de Isaías 11 donde se describe el surgimiento milagroso de un descendiente de la casa de David en medio de la muerte.
1 Del tronco de Isaí brotará un retoño;
un vástago nacerá de sus raíces.
Un retoño que surge milagrosamente de la desolación resultado de la destrucción del exuberante y esplendoroso bosque del Líbano (metáfora del juicio de Dios sobre Asiria, Isaías 10:33-34):
¡Miren! El Señor, el Señor Todopoderoso,
desgaja las ramas con fuerza increíble.
Los árboles más altos son talados;
los más elevados son abatidos.
Derriba con un hacha la espesura del bosque,
y el esplendor del Líbano se viene abajo.
En medio de la tala asoladora “un retoño brotará del tronco de Isaí” padre de David. Será un milagro de la primavera:
“Al olmo viejo hendido por el rayo y en su mitad podrido…
algunas hojas verdes le han salido…” (Antonio Machado).
La fuente de la vida, el Espíritu de Dios, posará sobre este “retoño” en toda su plenitud. De allí que será llamado el ungido o Mesías de Dios.
El Espíritu del Señor reposará sobre él:
espíritu de sabiduría y de entendimiento,
espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
Esas palabras que describen al Mesías ahora las aplica el pastor Pablo en su intercesión por las y los efesios:
Que Dios les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor.
El culto ha de ser un lugar de visión renovada, un espacio donde rogamos unos por otros al Padre para que nos conceda que su Espíritu abra nuestros ojos para que seamos capaces de andar no por vista humana sino por la fe que mira lo invisible (Heb 11) y se compromete a seguir esa visión recibida en el acto de adoración.
Para el Mesías en Isaías 11, la unción del Espíritu le lleva a una vida caracterizada por la práctica de la justicia a favor de los pobres de la tierra:
3 Él se deleitará en el temor del Señor;
no juzgará según las apariencias,
ni decidirá por lo que oiga decir,
4 sino que juzgará con justicia a los desvalidos,
y dará un fallo justo
en favor de los pobres de la tierra.
Destruirá la tierra con la vara de su boca;
matará al malvado con el aliento de sus labios.
5 La justicia será el cinto de sus lomos
y la fidelidad el ceñidor de su cintura.
La práctica de la justicia tiene como fruto la paz (shalom) en toda la creación, nuestra casa común:
6 El lobo vivirá con el cordero,
el leopardo se echará con el cabrito,
y juntos andarán el ternero y el cachorro de león,
y un niño pequeño los guiará.
7 La vaca pastará con la osa,
sus crías se echarán juntas,
y el león comerá paja como el buey.
8 Jugará el niño de pecho
junto a la cueva de la cobra,
y el recién destetado meterá la mano
en el nido de la víbora.
9 No harán ningún daño ni estrago
en todo mi monte santo,
porque rebosará la tierra
con el conocimiento del Señor
como rebosa el mar con las aguas.
Puede parecer innecesario esta larga explicación pero es fundamental para entender la oración del pastor Pablo. Así como la unción del Espíritu sobre el Mesías Jesús le capacita para llevar una vida de servicio a los demás caracterizada por la práctica de la justicia a favor de los “condenados de la tierra”, de la misma manera, en el resto de la carta, Pablo ha de mostrar que esa experiencia de Jesús se ha de replicar en quienes se llaman hijas e hijos de Dios. Justicia y paz son visión y vocación del pueblo de Dios.
Todo ello sucede en el acto de la adoración. El culto ha de ser toma de conciencia, apertura de ojos y compromiso resuelto a practicar la justicia y así hacernos artesanas y artesanos de la paz.
Así pues, esta oración intercesora recapitula elementos del himno inicial (1:3-14) y los convierte en objeto de ruego profundo e intencional; revela dimensiones cruciales de la oración pastoral y nos permite entender que la vida cristiana consiste en un crecimiento gradual y continuo. El seguimiento de Jesús significa que a cada paso logramos un conocimiento más profundo del Señor, una relación más íntima. Y al hacerlo, profundizamos nuestra comprensión de su plan para toda su creación. Esta oración apunta también a la manera en que el Espíritu trabaja en nuestra vida, iluminando nuestra mente y corazón (lugar estratégico para nuestra maduración) y empoderándonos para la misión.
Los vv. 17 al 19 descubren el contenido específico y el propósito de la oración. Es una petición en la cual se ruega la plena presencia del Espíritu en las y los cristianos a fin de que ilumine su mente, les dé sabiduría y descubra ante sus ojos una clara visión del plan de Dios para toda la creación.
18 Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que sepan
a qué esperanza él los ha llamado,
cuál es la riqueza de su gloriosa herencia entre los santos,
19 y cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos.
Tres elementos componen esa revelación: Un claro sentido de nuestra vocación, una firme esperanza que nos aliente en el arduo camino y la plena conciencia de la poderosa presencia de Dios-Jesús-Espíritu en nosotros. Es el pasado, futuro y presente de la vida cristiana. Dios nos ha llamado y dado una vocación, pone ante nosotros un futuro esperanzador y garantizado y nos acompaña en nuestro peregrinaje con su poderosísima presencia, en el Espíritu.
Así debe formarnos y transformarnos la continua experiencia del culto cristiano
Estos temas de Isaías 11:1-9 con respecto a la plenitud del Espíritu, el Mesías rey-siervo humilde, el reino de justicia y su fruto en el shalom en toda la creación, son temas centrales en la carta a los efesios (como se descubre pronto en el cap. 2). Lo que resulta sumamente revelador es que ahora, en 1:17-18, la realidad anunciada y cumplida en el Mesías Jesús, Pablo la aplica a todo el pueblo de Dios, ungido también con la plena presencia del Espíritu. Los cristianos y cristianas, como Jesús, son también llamados a revestirse de la justicia (4:24; 6:14) y ser artesanos y artesanas de las buenas noticias de paz (6:15) como primicias de la nueva creación de Dios (1:14; 2:10).
les dé Espíritu de sabiduría y de revelación
Esta expresión se usa en el Antiguo Testamento para describir a personas que Dios capacitó, por medio de su Espíritu para construir el tabernáculo y luego el templo de Dios. La frase espíritu de sabiduría se encuentra en Ex 28:3; 31:3 y 35:31 para referirse a aquellos que Dios dotó con esa habilidad para construir el santuario. Nótese que en Exodo 35, son hombres y mujeres que por igual son artesanos y artesanas que contribuyen con sus bienes y usan sus habilidades para construir y embellecer el tabernáculo (ver en especial los vv. 22, 25 y 26 “mujeres expertas”, 29.)
En Deut 34:9 leemos lo mismo de Josué, a quien Dios le dio espíritu de sabiduría para guiar al pueblo de Dios. Ambos sentidos se expresan con claridad en Efesios. Sabiduría para edificar el templo/cuerpo de Cristo y para que este sea expresión clara de la nueva creación.
En Daniel 5:11 y 14 también leemos que Daniel había recibido un espíritu de sabiduría para revelar cosas ocultas al rey. Esto cobra especial significado en el contexto de Efesios porque así como Daniel le revela al emperador que existe otro Rey y Señor, infinitamente más poderoso que él y al cual le debe su propio reinado, de la misma manera la iglesia ha de proclamar a César que hay en realidad un solo Señor de toda la creación. Tal proclamación no es solo verbal. Como en el caso de Daniel, implica una serie de acciones que desafían las pretensiones absolutas del reyezuelo de turno.
El otro pasaje en que aparece la frase Espíritu de sabiduría y conocimiento es en Isaías 11:2. El Mesías ha de ser constructor de la nueva humanidad, artesano de la paz. Y de la misma manera, en la carta a los efesios, en el ámbito del culto de adoración, la nueva familia de Dios descubre su vocación y misión de justicia y paz en el mundo.
Parafraseando esta oración intercesora:
Que Dios les abra los ojos de tal manera que tomen conciencia de lo que él hace por ustedes, se apropien de ello y vivan empoderados por esa visión. Que entiendan con claridad meridiana el futuro al que les ha llamado, que aprecien la rica herencia de Dios y que vivan cada día conscientes del incomparable poder que Dios ha manifestado y sigue mostrando en y a través de ustedes, artesanas y artesanos de la paz.