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Efesios: Ternura, resistencia, justicia y esperanza

La nueva humanidad de Dios, artesana de la justicia y del shalom.

El mundo detrás del texto: Vivir la fe en una cultura dominante, deshumanizante y opresora

La carta a los efesios fue escrita en días que vale la pena recordar si hemos de entender la fuerza del mensaje de Efesios. Pocas culturas vivieron tan asediadas en su fe como fue el caso de las iglesias del Asia Menor o Anatolia en la segunda mitad del primer siglo.

Tres realidades componían el mundo de aquella época, todas ellas centradas alrededor del tema del poder:

  1. El culto al emperador
  2. La magia y el ocultismo
  3. La adoración a Diana/Artemisa/Cibeles

En ese mundo estos tres poderes ubicuos, inevitables y dominantes, permeaban la vida cotidiana de las personas de Asia menor. Era prácticamente imposible caminar en ese mundo sin encontrarse a cada paso con las demandas de lealtad de ellos. Eran poderes que se temían y servían al mismo tiempo. Y esos poderes llegaban a lo más profundo del ser personal. Eran adorados. Y como divinidades, daban sentido y estabilidad al mundo de entonces.

Por otro lado, era una sociedad de profundas divisiones étnicas, sociales, religiosas, políticas, nacionales.

¿Cómo era posible entonces abrirse paso ante tales poderes y vivir de manera distinta, alternativa, una vida llena de significado?

El imperio romano

Siete títulos sobresalen, usados para referirse a César, que la carta pone en jaque y cuestiona a fondo: Señor, Padre (de la Patria), Dios, Hijo de Dios, Cabeza, Salvador y Gobernante. (Fredrick J. Long). Además el título de hacedor de la paz.

Estos son los más obvios además de una buena cantidad de temas centrales que resonaban en ese lugar y tiempo: cuerpo, paz, alabanza honorífica al Dios benefactor y la adopción del Padre, gobierno divino sobre todas las cosas en todos los tiempos, la función de Pablo como liturgista sacerdotal,  Jesús, resucitado por Dios y puesto por Dio en el lugar de poder y autoridad suprema, Cristo como cabeza y la iglesia como su cuerpo, etnografía de judíos y gentiñles unidos en un solo cuerpo, ciudadanía, Cristo nuestra paz y creador de una nueva humanidad, él que anuló la ley de dogmas y ordenanzas, Cristo edifica un templo santo del cual Jesús mismo es la piedra angular, unidad del las naciones bajo un solo Señor. el triunfo de la ascensión de Cristo que distribuye dones a su pueblo, lideres dotados para la comunidad.

El cuerpo ekklesia crece bajo su lider político, el hijo de Dios, el hombre perfecto, el Mesías; la vida y ética comunitaria como imitación de Jesús el Mesías y Dios; los códigos de la familia que describen las relaciones comunitarias básicas de la sociedad; los creyentes son un ejército vestido con virtudes para la batalla; Pablo, el prisionero por proclamar el evangelio es un embajador encadenado. (F. Long).

El mundo en (dentro de) el texto

Eso es lo que intenta hacer la carta a los Efesios y cómo responde a esos desafíos.

La visión que Efesios nos da de la Iglesia consiste en que esta se plantea en medio de la sociedad y mundo como una comunidad alternativa bajo el señorío de Cristo. Por su cuestionamiento radical del poder y de los poderes que operan en el mundo; por su fidelidad y lealtad a un solo Señor, Jesús el Mesías; por su visión alternativa y contestataria del uso del poder; por su meta de crear y empoderar a una comunidad alternativa del Reino de vida, fundada en el Mesías Jesús; y por su cosmovisión que busca poner toda la realidad del mundo y toda la vida bajo el Reino de Shalom, Efesios es una de las mejores articulaciones de teología socio-política en la Biblia.

La teología del poder ejercido en la creación de una nueva humanidad: redimida por el Padre de los poderes malignos de este mundo, unida a Jesús el Mesías y empoderada para la construcción de un nuevo shalom con la presencia del Espíritu.

Resulta sumamente interesante que la respuesta que da Efesios se plantea como una liturgia y culto de adoración, como se puede apreciar en su estructura literaria: 

Una liturgia para adorar al Dios trino:

El culto como fuente de identidad, visión y vocación (1:1-3:21)
Una manera alternativa de entender la realidad

  1. Salutación y bendición (1:1-2)
  2. Himno de elogio, adoración y bendición al Dios Trino, nuestro redentor (1:3-14)
    Afirmación de nuestra identidad y vocación.
  3. Oración de gratitud (1:15-16)
  4. Intercesión por el pueblo de Dios (1:17-19)
  5. Revelación del misterio del evangelio y su significación para la Iglesia: el poder creador de Dios (1:20-2:22).
  6. Testimonio: El ministerio de Pablo como artesano de la paz (3:1-13)
  7. Intercesión por la familia de Dios (3:14-19)
  8. Doxología: Adoración al Dios Trino  (3:20-21) 

La vida cristiana:

Una liturgia para la gloria de Dios, 
una artesanía de shalom  y una batalla cotidiana
(4:1-6:24)

  1. El llamado de Dios a mantener la unidad: fruto y dones del Espíritu (4:1-16)
    1. El tejido de la vida comunitaria / la nueva humanidad (4:17-32)
      1. Como artesanos del shalom, en el poder del amor-entrega, haciendo de la vida cotidiana un acto de culto y ternura  (5:1-2)
    2. La edificación de una familia alternativa por el poder del Espíritu, con una ética familiar y laboral alternativa, de servicio y sumisión mutuas. Relaciones de reciprocidad, mutualidad y corresponsabilidad (5:15-6:9)
  2. En abierta guerra contra los poderes de este mundo (6:10-20)
    Saludos y bendición final 6:21-24)

Resistencia

La carta a los efesios es un ejercicio de imaginación profética para proveer la capacidad de “nutrir, cultivar y evocar una concientización y percepción alternativas a la concientización y pércepción de la cultura dominante que nos rodea.”[1] Es un código oculto en abierta resistencia al poder del emperador[2]; es una pedagogía para el oprimido que construye una manera no convencional de pensar; que fomenta una nueva concientización sobre la realidad vivida; que libera a las personas cristianas de “la verdad” del opresor que han internalizado.[3] La carta busca liberarnos de las armas ideológicas de la muerte[4] usadas por los amos perversos que dominan con violencia este mundo (2:1-3) y que han sido socialmente construidas e internalizadas por la población.

Efesios da a conocer el propósito de Dios que trae vida, justicia y shalom a la humanidad y a la creación. El poder creador de la palabra de verdad (1:13) pone en jaque a las palabras oficiales y engañosas que con violencia deshumanizan y crean divisiones sociales y étnicas que ya son parte de la normalidad de la vida bajo la sombra del imperio (might is right). El consenso manufacturado y las ilusiones necesarias que esclavizan y domestican a las sociedades “libres”[5] empiezan a derrumbarse ante el poder de la presencia sutil y aparentemente inocente de las buenas noticias (1:9; 3:6). El evangelio de Jesús ofrece recursos para liberarnos de los fetiches económicos que nos dominan a fin de abrir la posibilidad de una existencia libre del poder de nuestros enemigos. La buena noticia se plantea como alternativa a las redes sociales tan plagadas de estupidez y sinsentido.

Esta nueva comprensión de la realidad que la carta a los Efesios ofrece, empodera al pueblo cristiano a transformer la realidad oficial con el poder de la debilidad: una visión alternativa de paz y una praxis humilde de amor sacrificial o ternura (5:1-2). Sí, otra iglesia,  otra sociedad y otro mundo son posibles.

Para nosotros, el mensaje a los Efesios grita con voz poderosa y se sugiere como Palabra pertinente a nuestras realidades hoy. La cautividad babilónica que sufren nuestras iglesias en Latinoamérica y el Caribe (de hecho es un fenómeno mundial), permite regresar del exilio y empezar a desarraigar lo sembrado por el imperio para sembrar nuevas plantas de libertad.

En particular pensamos en tres términos globalizadores, colonización, patriarcado y racismo-clasismo, que son pesadas cadenas para que nuestras iglesias sean la ekklesia de acuerdo a la voluntad de Dios.

Justicia y verdad

La justicia es tema central de Efesios. El autor plantea la redención en términos de una nueva creación, la creación de una nueva humanidad (2:10, 15; 4:24). Esa nueva humanidad refleja la imagen de Dios que tiene su mejor expresión en Jesús. Jesús es el modelo, patrón y paradigma de lo que significa ser humano. Recuperamos nuestra humanidad incompleta, postergada, deshumanizada en la imitación cotidiana de Jesús. Y cuando lo hacemos, hacemos visibles “los poderes del siglo venidero.” (Heb 6:4-6), la presencia del futuro.

Y las marcas que caracterizan a esa nueva humanidad, la iglesia, como antes fueron integrales al carácter de Jesús, son la justicia y la verdad (4:24; 5:9 fruto del Espíritu y 6:14 coraza de justicia). Debemos notar que en estos tres pasajes, justicia y verdad van juntas, son inseparables.   

La justicia en Efesios es una forma de vida en la que nuestras relaciones con Dios, con el prójimo y con la creación se caracterizan por un reconocimiento adecuado de su ser, inapreciable valor y suprema dignidad. Ello se traduce en un trato justo, respetuoso e igualitario. Ello se expresa en un constante servicio al otro, al prójimo, para buscar su bienestar y shalom. Es un cultivo religioso de la madre tierra (Gen 2:14) ya no solo para que florezca en su plenitud, pero al menos para defenderla de sus depredadores insaciables. De lo cual no escapamos todos y todas.

Jesús, en su trato con las personas, es el modelo de justicia, como lo había anticipado el profeta Isaías en el cap. 11. Recordemos la manera en la que los evangelios nos muestran el trato de jesús hacia las mujeres, los marginados, pobres y extranjeros. El estilo de vida encarnado por Jesús es la mejor armadura contra los poderes estructurales y personales de este mundo (6:14).

Esperanza militante

Lo que Brueggemann llama la imaginación profética no es otra cosa que la esperanza militante (1:12, 14, 18; 3:10, 14-19; 4:4, 13). La esperanza de mirar con los ojos de la fe las realidades no visibles como si lo fueran: La fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.” (Heb. 11:1). 

Es vivir cada día, por fe y no por vista; es sostenernos firmes ante los poderes del mal, los señores de este mundo, y decirles NO, porque nos mantenemos firmes como si estuvieramos viendo al Invisible. (Heb. 11:27)

Es la confianza de que las sencillas semillas que sembramos con lagrimas y dolor muy pronto sean una cosecha generosa que alegre inmensamente nuestro corazón por las rebosantes  gavillas que cargamos (Salmo 126:5-6).

Es la esperanza de construir la nueva humanidad propuesta por Dios, de verla hecha carne en nuestras comunidades, como primicia del reino y adelanto de la vida que es posible aquí y ahora.

La esperanza es inconformidad con la realidad cotidiana. Es mirar más allá de la normalidad de este mundo y advertir que hay otro mundo en ciernes. Es avisorar las señales de vida en medio de la muerte y aferrarse a esa visión. Es creer que la vida puede brotar del valle de los muertos (Ezequiel 37); es aferrarse a la esperanza cierta de que del desierto puede brotar de nuevo el jardín del Edén (Isaías  ); es la certeza de que, en medio de la desolación y el yermo, puede brotar el retoño o renuevo del tronco muerto (Isaías 11).

La esperanza es respuesta a los muchos macondos en nuestras naciones que ni siquiera pueden participar del mundo del consumo ya que se ”hunden sin remedio en el tremedal del olvido” (Gabriel García Márquez)

La esperanza se ancla en el pasado, renuncia a creer las versiones de la realidad presente, y mira con terquedad y certeza hacia el futuro que ya se anuncia y se hace sentir ahora. Y por ello trabaja incesantemente para sembrar semillas de shalom, de bienestar para todas y todos.

Es descubrir esas frágiles pero poderosas señales de vida que enunciara Antonio Machado:

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

……………………………………..

antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera. 

La esperanza es una fuerza extraordinaria que nos impulsa a traer al presente el futuro deseado por Dios (Moltmann). “Porque el se hizo carne, tenemos esperanza.”  Es la terquedad que no acepta como normal la vida que el modelo neoliberal ha impuesto por las buenas y por las malas. Es una fuerza transformadora, un motor que puede y debe cambiar el mundo.

“En los seres humanos, el conocimiento del ‘Dios viviente’ despierta sed y hambre de vida”, escribe Moltmann en su libro; “les hace sentirse insatisfechos con lo que son y los impulsa a buscar un futuro en que entrará más vida en las vidas que ya tienen”.

“El que espera en Cristo” escribe Moltmann, “no puede conformarse ya con la realidad dada, sino que comienza a sufrir a causa de ella, a contradecirla. Paz con Dios significa discordia con el mundo, pues el aguijón del futuro prometido punza implacablemente en la carne de todo presente no cumplido”.

Esta esperanza, prosigue, “transforma a la comunidad cristiana en fuente de impulsos siempre nuevos que incitan a realizar aquí el derecho, la libertad y la humanidad, a la luz del futuro anunciado que debe venir”.[2]

“Si nuestro mundo ha de sobrevivir, hoy nos encontramos en el final de la era moderna y en el comienzo del futuro ecológico de nuestro mundo”, advirtió Moltmann en Ginebra. “Necesitamos un nuevo concepto de la naturaleza de la Tierra y una nueva imagen del ser humano y de su destino y, con ello, una nueva experiencia de Dios en nuestra cultura”.

Esto, afirma, exige que las “políticas mundiales” pasen a ser “políticas de la Tierra” y que las religiones del mundo se entiendan a sí mismas como “religiones de la Tierra” en la que contribuyan a una nueva comprensión de la vida y de la Tierra basada en una “espiritualidad sacramental de la Tierra, tal y como propusieron en el CMI las iglesias ortodoxas hace ya decenios”.

Cincuenta años después de Teología de la esperanza, para Moltmann el futuro de la teología sigue siendo una teología de la “venida de Dios” en la que la esperanza, a través de visiones, sueños y proyectos, enciende la imaginación para superar los límites de la realidad y entrar en la esfera de lo posible.

Otras voces que hablan de la esperanza

"La esperanza no consiste en que todo salga bien, sino en que todo tenga sentido, incluso cuando salga mal." (Freire, Pedagogía de la Esperanza)

Aniquilar a las poblaciónes indígenas es pavimentar el camino para nuestra propia aniquilación.
Son las únicas personas que practican una forma de vida sustentable.
Pensamos que son reliquias del pasado, pero puede que sean los guardas y porteros de nuestro futuro.

Otra tierra no solo es posible,  ella ya viene en camino.
Quizás muchos de nosotros no estaremos aquí para recibirla,
Pero en un día tranquilo, si escucho con mucha atención,
La puedo oír respirando.

(Arundhati Roy).

El mundo ante el texto: Nuestra realidad actual

¿Cómo imitar a Jesús en una sociedad que sigue olvidando a los indígenas y los margina estructuralmente de la educación, la vida social y económica?

Las mujeres siguen siendo una deuda pendiente cuyos intereses se acumulan sin límite.

En el hogar, la iglesia, la sociedad, el ámbito político, cultural, económico, etc.

Los inmigrantes son otra asignatura pendiente, síntoma de la explotación del sistema neoliberal.

Los desaparecidos cuyas madres, esposas, hijos e hijas levantan su voz hasta el cielo y cuya sangre clama ante Dios.

Los y las jóvenes que en su mayoría viven vicariamente en los medios de comunicación el acceso a la vida que el sistema les niega, a quienes se les han cerrado las puertas del futuro.

La creación, madre tierra, casa común, cuyos dolores de parto se han agudizado en extremo en los ultimos 70 años y que espera que respondamos YA a quienes le han declarado la guerra.

PREGUNTAS MOLESTAS

¿Hasta cuándo podrán nuestras liturgias nombrar y hablar a las realidades cotidianas?

¿Hasta cuándo nuestros cultos y servicio litúrgicos serán pedagogías

  • para entrenar en la resistencia,
  • para nutrir la ternura hacia todas y todos;
  • para estimular una vida de justicia que refleje la justicia de Jesús,
  • para inspirar la esperanza que trastoca el presente y construye y hace realidad, aquí y ahora, el futuro de Dios?

[1] Walter Brueggemann, p.3, La imaginación profética. Presencia Teológica. Sal Terrae, 2009.
[2] James C. Scott, Los dominados y el arte de la Resistencia. Ediciones ERA, 2004.
[3] Paulo Freire, Pedagogía del oprimido. México: Siglo Veintiuno editores, 1970.
[4] Franz Hinkelammert, Las armas ideológicas de la muerte. El discernimiento de los fetiches: capitalismo y cristianismo. Costa Rica: EDUCA, 1977.

[5] Noam Chomski, Manufacturing Consent: The political Economy of the Mass Media. New York: Pantheon Books, 1988  y Necessary Illusions: Thought control in Democratic Societies. Boston: South End press, 1989.