Y surge de la necesidad de estar preparados para recibir a los extranjeros con empatía y hospitalidad, como una experiencia de adoración a Dios en el servicio eclesial.
Es por eso que esta iglesia se enfocó en capacitar a los líderes y congregantes con clases de homilética (el género discursivo mediante el cual se realiza predicación religiosa) y de música. Por un lado, su propósito fue que entendieran que son una iglesia inmigrante que promueve un lenguaje universal de adoración, donde se integra toda lengua y nación. Pero también, aprender y proponer sonidos o melodias en el culto, que los identifiquen como pueblo inmigrante.
“Las clases nos han guiado para entender que adoración es más que cantar, que también son prácticas que glorifican a Dios en nuestras relaciones personales,” dijo Francisco. “En este caso, y basado en la realidad de nuestro contexto, la importancia de glorificar a Dios por medio del cuidado de todos los inmigrantes. Hemos aprendido el gran impacto que podemos causar en esta comunidad, porque estamos llamados a obrar en justicia y misericordia a favor de los que caminan en los márgenes.”
Durante las enseñanzas, los miembros de la congregación de Modus Church fueron desafiados primeramente a observar detenidamente lo que estaba pasando en su entorno y en la comunidad. Luego, en base a esa reflexión y observación, pudieron concebir ideas acerca de qué podrían hacer. Entonces, a partir de allí, acompañar o suplir las necesidades de la comunidad inmigrante, que fue manifestada con una serie de clases, actividades, y prácticas.
Aprendieron que el púlpito debe ser una plataforma de afirmación, hospitalidad, y aceptación. Y que se debe trabajar para cambiar la narrativa del sufrimiento por la del llamamiento de Dios. Se entendió que el mejor acto de adoración se expresa en el servicio al prójimo. Esta forma de adoración que compartieron con la congregación, incluye acompañar al inmigrante, empoderar al peregrino e incorporarlos a la familia de Dios.
Modus Church es una iglesia compuesta por inmigrantes que han venido de diferentes países y que viven en el sur de California. Ellos, al ser capacitados, por un lado, se dieron cuenta que en medio de las dificultades no están solos, pero también que existen en su entorno muchas personas que viven la misma realidad, aunque sin compañía alguna. “La diferencia es que los que se congregan tienen a Cristo, que les da esperanza para cambiar sus narrativas. Este detalle fue el gran empuje para que se involucraran los congregantes, pero también para que los que vienen, sientan que son importantes, por eso es que son atendidos,” dijeron los organizadores.
El proyecto “La Iglesia inmigrante” nació porque la congregación entendió que siguen a un Dios en movimiento. “Por eso hemos querido que la iglesia fuera consciente de ese movimiento divino en nuestro contexto y cómo es que (Dios) está formando una iglesia peregrina, donde hay hermanos y hermanas que son parte de la familia de Dios, y la importancia de incorporarlos a esta familia. Entonces, les hacemos parte de este mover, para que Dios siga cumpliendo con sus propósitos en este país,” puntualizó Francisco.
“Por eso hemos querido que la iglesia fuera consciente de ese movimiento divino en nuestro contexto y cómo es que (Dios) está formando una iglesia peregrina, donde hay hermanos y hermanas que son parte de la familia de Dios.
La preparación ha sido enfocada en los elementos que se mencionan previamente, pero también busca ser una voz profética para el pueblo hispano. Es decir, acompañar, cuidar, y ser hospitalarios, pero también romper con ciclos de pobreza que afectan a esta comunidad. “De por si ya tenemos fama que no terminamos la escuela secundaria o la universidad,” dijo Francisco. “Para eso, creemos que la iglesia tiene la habilidad de ser una influencia para romper esos patrones y crear otros, a fin de motivarlos e impulsarlos a poner más esfuerzo en su lucha por alcanzar sus sueños, tanto materiales como espirituales.”
Hubieron otros beneficios colaterales para Modus Church durante el proceso de ejecución del proyecto. Por ejemplo, el fortalecimiento de la iglesia, porque permitió que los hermanos que se congregan en la iglesia crecieran en su liderazgo y miraran la necesidad que existe y cómo es que pueden involucrarse. Además, hay personas nuevas que están llegando a congregarse que no tienen un estatus migratorio. Son recibidas y atendidas, cubriendo sus necesidades básicas, sin ningún costo. “Cuando las personas ven eso, les cambia su semblante, porque desafortunadamente la iglesia es un lugar donde pedimos diezmos y ofrendas y a veces no damos nada de regreso. Pero cuando les dices que no tienen que dar, todo cambia y se sienten parte,” dijo Francisco.
Entonces, ante esa realidad, que no pueden aportar económicamente porque no tienen los recursos suficientes para subsistir, se sienten parte y quieren retribuir de alguna manera. Es por eso que se involucran para contribuir de diferentes modos, ayudando a otros inmigrantes. “Osea que no se necesita ser un ciudadano para ayudar,” puntualizó el pastor.
Modus Church es una iglesia como pocas, porque no pide o exige diezmos y ofrendas a quienes no tienen la posibilidad de hacerlo. Mas bien, como comunidad guiada por el Espíritu Santo, ejercen su poder enfocándose en arropar, acompañar, y solucionar las necesidades más urgentes de los inmigrantes. “Creo que cuando la iglesia hace énfasis en ese poder, que no depende de nosotros, sino que viene de Dios, logra sanar a una comunidad que viene herida,” dijo Francisco.
Finalmente, debido a las clases de música que fueron provistas, gracias a la motivación y el apoyo del Calvin Institute of Christian Worship, ya hay candidatos para servir, cuando antes no había un grupo de alabanza definido. Y están trabajando en rescatar la riqueza que hay en los sonidos musicales e instrumentales de Latinoamérica. Están buscando lo autóctono de los países del sur e incluirlo en las melodías. “Creo que es muy importante rescatar esto, porque somos una cultura que tiene esa riqueza y que desafortunadamente se ha perdido. Aparte, porque son sonidos que uno reconoce, y que hasta cierto punto anhelan volver a escuchar en una tierra extraña,” añadió Francisco.
Testimonios
Los testimonios compartidos luego del aprendizaje y la práctica expresan la importancia y la urgencia de atender a un sector marginado en la sociedad del Sur de California, que se encuentra tanto dentro como fuera de la iglesia. Porque esta atención tiene el potencial de cambiar el presente y el futuro de todas las personas involucradas.
Jairo, un hermano que congrega en Modus Church, al tomar las clases acerca de la hospitalidad y luego entenderlas, se da cuenta que antes no se había detenido en eso. Es decir, en la urgencia de atender a los otros inmigrantes como él. Jairo se acercó al pastor y le dijo, “Pastor, esa clase me ha asombrado. No había puesto atención a tanta gente que tiene necesidad. Yo me siento afortunado de que Dios me ha ayudado mucho, pero hay gente que tiene menos que yo, y quiero hacer algo para ayudar.”
Fabiana es una niña de 9 años, que apenas llegó del Perú con su familia a este país. A su corta edad y aún sin tener un lugar seguro donde vivir, dijo, “La iglesia se siente como en casa.” Estas palabras tocaron las fibras más sensibles de quienes estaban presentes, en especial del pastor y los líderes de Modus Church, quienes están comprometidos con la enseñanza de una adoración integral. “Este fue uno de los comentarios que más me impactó cuando estábamos grabando un video, porque al final esa es la meta. Que la iglesia se convierta en un refugio, en un hogar, en una casa, en una familia para personas que culturalmente pierden su dignidad; ese sentido de pertenencia y de libertad, ya sea por el sistema o por el proceso migratorio. Y la iglesia puede proveer eso,” dijo Francisco.