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Gracias por la gracia

La oración de gratitud como nuestra mejor respuesta a la gracia de Dios

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En los artículos anteriores hemos estado siguiendo la manera en que la carta a los Efesios desarrolla una liturgia de adoración a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, haciendo así del culto de adoración un taller de discipulado. Efectivamente, en el culto aprendemos acerca de nuestra identidad, encontramos la visión de lo que Dios está haciendo en el mundo y tomamos conciencia de nuestra vocación como artesanas y artesanos de la paz. 

En esta ocasión nos concentramos en la oración de gratitud que Pablo expresa a causa de los receptores de su carta. 

Por eso yo, por mi parte, desde que me enteré  
de la fe que tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los santos, 
no he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones. (1:15-16 NVI) 

El canto conduce a la oración. Este pasaje en que Pablo ora por la iglesia, se introduce como consecuencia de lo cantado anteriormente.Es lo que indican las palabras por eso yo. Después de celebrar con un himno la manera en que el Dios trino nos ha manifestado su gracia y plan de reconciliación para su creación (1:3-14), ahora el apóstol se pone de rodillas para orar con gratitud por la iglesia.  

Al tomar conciencia de las acciones inexplicables y portentosas de Dios a favor de toda su creación, celebradas en el canto anterior, lo primero que hace Pablo es caer de rodillas ante Dios y darle gracias.   

Pero también lo hace porque está consciente de lo que sucede entre los efesios. Desde que me enteré, dice el autor, no he dejado de dar gracias por ustedes al recordarlos en mis oraciones.  

Lo que Dios está haciendo en el mundo y las noticias que recibió acerca de los efesios, la realidad de Dios y la realidad de la iglesia, alimentan la gratitud que el apóstol ahora expresa en oración. Su oración agradecida surge de las buenas noticias que daban cuenta de la fe y amor que profesaban los cristianos en la región de Efeso.  

Fe y amor: Evidencias de la gracia de Dios en nosotros 

Pensemos por un momento en la realidad de los efesios: La fe que tienen en el Señor Jesús y el amor que demuestran por todos los santos. 

La celebración de lo que Dios ha hecho por nosotros (1:3-14) y las evidencias de ello en la experiencia de los destinatarios de la carta son motivo de gratitud a Dios. De forma particular, se puede señalar lo dicho en los vv. 13-14 sobre la obra del Espíritu Santo que concretiza en la vida de los cristianos la realidad de la nueva vida. El Espíritu nos ha sellado como propiedad de Dios y su presencia en nosotros es primicia de la nueva creación y garantía cierta de su plena culminación. La fe y el amor son frutos de la presencia del Espíritu en nosotros. Ellas evidencian que el Señor está obrando en las vidas de quienes recibieron la carta y que son parte de la nueva creación. Y ello es causa de gratitud a Dios. 

Fe (fidelidad) en el Señor. En Efesios fe es la característica de aquellos que han oído las buenas nuevas del mensaje divino (1:1), lo han creído (1:13; Rom 10:17; Col 1:4), se han apropiado del mismo en el fondo de su ser (1:14) y perseveran en él. La fe es confianza y seguridad en lo que Dios dice de sí mismo y de nosotros; de cómo ha hecho posible que nos reconciliemos con él (1:3-14). En particular, el v.15 habla de la fe que tienen gracias al o en el señorío de Jesús. Así, la nota de fidelidad a Jesús como Señor alude a lo difícil que era creer y manifestar esa fe en otro Señor aparte de César.  

Fe tiene, además del sentido de creencia, también el significado de fidelidad, de perseverar en la fe (ver 1:1).  Por ello es que Pablo al oír acerca de su fe, no solo está pensando en el surgimiento de la fe sino también en la perseverancia en ella. La fe/fidelidad parte del hecho de que Jesús es el Señor. Es un acto valiente en un contexto en que la lealtad suprema se le daba al emperador César. 

Fe en Jesús como Señor. 

Usar las palabras Señor Jesús en el contexto del imperio romano era sumamente arriesgado. Era una afirmación de que ellos y ellas reconocían un solo Señor, Jesús, como poco después lo acentuará (cf. 4:6 y Rom 10:9). El título Señor también era ofensivo para los judíos que lo reservaban para referirse a Dios. Así pues, Pablo da gracias a Dios por la fidelidad al Señor y a su pueblo que muestran los efesios, lo cual es evidencia de que viven en el ámbito del reino de Jesús, su único Señor (y no César).    

Amor: del amor que demuestran por todas y todos los santos.  

Pablo agradece a Dios por el evidente fruto del Espíritu entre los efesios: el amor hacia toda la comunidad de fe, sin excepción. Es aparentemente simple y sin embargo fundamental para la vida comunitaria; ese amor es un ingrediente indispensable para la edificación del cuerpo de Cristo. El amor mutuo debe ser característico de la comunidad cristiana (1:5; 3:17; 4:2, 15, 16; 5:2). Ese amor se expresa en acciones concretas, en los diversos ámbitos de las relaciones interpersonales tal como se desglosa en los capítulos cuatro al seis. 

Vale la pena resaltar que Pablo usa el adjetivo todos señalando así que el amor no es dirigido o expresado a un grupo reducido sino a todos los santos: hombres y mujeres por igual. El horizonte de la práctica del amor siempre ha de ser ilimitado o no es el amor que produce el Espíritu.  

En el amplio contexto teológico de la carta, el shalom de la creación y la unidad de la Iglesia, esa amplitud del amor cobra una relevancia especial. Recordemos que existía una considerable diversidad étnica, social y política de los cristianos en el Asia menor. Así podremos apreciar el alcance de esta descripción. Ejercitar cotidianamente el amor hacia todos y todas, independientemente de sus diferencias raciales, origen cultural, postura política, color de piel,  trasfondo religioso, género y clase social no era una cuestión simple, sobre todo cuando se llevaba al terreno del trato diario, de los roces y las interacciones cotidianas.   

La gratitud: tierra fértil de donde brota una vida sana 

La gratitud es, en el contexto de esta carta, una de las marcas más significativas de la vida cristiana.  La gratitud (1:16ª; 5:4, 20) es central para una vida saludable. La gratitud es el suelo fértil del cual brota una vida cristiana sana, vigorosa y fructífera. Es la clave de un ministerio también saludable. El pastor o pastora que no ora regularmente con gratitud por los miembros de su iglesia está descuidando un elemento imprescindible para su servicio y ha dejado de cultivar una actitud saludable en su tarea pastoral.  

Pablo da gracias por los creyentes. Para Pablo como pastor, apóstol y líder, las y los santos y fieles son objeto de gratitud y esperanza (1:16; 5:4, 20). Pablo da gracias a Dios por la iglesia (1:16) y más adelante le requerirá a esta que debe revestirse de y caracterizarse por la gratitud (5:3-4): 

3 Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios. 
4 Tampoco debe haber palabras indecentes, conversaciones necias ni chistes groseros, todo lo cual está fuera de lugar; haya más bien acción de gracias. 

Notamos que la gratitud se contrasta con la conducta normalizada en la sociedad: La inmoralidad sexual, la impureza y la avaricia; además de todas aquellas prácticas que tienen en común el uso de la palabra: groserías, necedades, indecencias. Esto, hoy bien se puede aplicar a los textos y mensajes que se ponen en el Facebook, Instagram y programas similares. No importa cuántos “likes” o “me gusta” tengan. 

En otro pasaje crucial, la gratitud es fruto de una vida llena del Espíritu (5:18-20).  

18 No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu. 19 Anímense unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, 20 dando siempre gracias a Dios el Padre por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo 

Este último versículo amplía el horizonte de la gratitud a la vida total. No se expresa exclusivamente en el culto público sino que caracteriza la totalidad de la vida de la persona que sigue a Jesús y vive llena de su Espíritu (Véanse los paralelos en Col 1:3, 12; 2:7; 3:15, 17; 4:2).  

Es dar gracias siempre, en todo tiempo y por todo, ante todas las circunstancias de la vida, como sucede con Job. Esa actitud básica ante la vida, gratitud, solo es posible bajo la plena presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, que hace posible que demos gracias a Dios aun con lágrimas en los ojos. 

Resumen 

Podemos parafrasear esta oración de la siguiente manera:  

Por eso mismo yo, desde que escuché de su fidelidad al Señor(ío de) Jesús  
y su amor sin distinciones a todo tipo de personas,  
no he dejado de dar gracias a Dios por ustedes al recordarlos en mis oraciones. 

Esta oración de gratitud (1:15-16) surge de la plena seguridad en el amor de Dios a favor de su pueblo y de las diversas maneras en que el Dios Trino lo ha manifestado en toda la historia (1:3-14). Pablo está agradecido porque la fe y el amor de los efesios son evidencia de que Dios ya ha tomado la iniciativa para salvarles y, en base a ello, ruega a Dios que lleve a los creyentes a un conocimiento y experiencia más profundos de la gracia y poder de Dios.