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May 3, 2024
En el libro de los Salmos encontramos un modelo que muestra cómo los creyentes antiguos caminaron en el camino de la vida sorteando las muchas circunstancias de la vida.

Guiados únicamente por su conocimiento y experiencia de Dios y de su Palabra, por las experiencias y testimonios de sus padres, y de sus antepasados y de la comunidad de fe, dejaron registro de la manera en que afrontaron la complejidad de la vida. Desde el lamento, las súplicas esperanzadas, los triunfos sobre la tentación, las grandes celebraciones de la bondad y fidelidad de Dios, los seguidores de Jehová supieron afrontar la vida y confiar en el Señor.  

En el estudio anterior consideramos el lamento como una parte integral de la espiritualidad cristiana (Salmo 13). El sufrimiento es integral a la vida de toda la humanidad y los cristianos no están exentos del mismo. Pero aprenden a enfrentar las crisis severas de laé vida a partir de su memoria de la bondad y misericordia de Dios.  

Este artículo toma dos ejemplos del libro de los Salmos para mostrar otras dos dimensiones del culto que los salmos facilitan: La adoración comunitaria (Salmo 100) y la confesión de plena confianza en Dios en medio de los peligros de la vida (Salmo 23).

En el Salmo 100 encontramos el llamado que el ministro del culto (en Israel eran hombres) hace a la comunidad que se ha reunido para adorar a Dios. Parece ser que se encuentra en la entrada del templo y convoca a las y los adoradores a darle a Jehová el culto que solo Dios merece y espera de su pueblo.

Hemos transcrito el salmo mostrando su estructura concéntrica porque ella es parte integral del mensaje y nos permite observar sus lecciones centrales. Como un pueblo que adora necesitamos tenerlas en cuenta. Los verbos aparecen con letras negritas y las sangrías intentan mostrar su estructura concéntrica. Con letra verde hemos puesto los versículos que apuntan al por qué del culto.


Salmo 100

Salmo de alabanza.

1     Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.

             2           Servid a Jehová con alegría;

                         3          Venid ante su presencia con regocijo.

                                    4          (Re)conoced que Jehová es Dios;

                                                             El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;

                                                             Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

                        3’         Entrad por sus puertas con acción de gracias,

                                         Por sus atrios    con alabanza;

            2’         Alabadle,

1’         bendecid su nombre.

                                                      Porque Jehová es bueno;

                                                     para siempre es su misericordia,

                                                   y su verdad por todas las generaciones.

  1. Estructura concéntrica:

                              1

                                          2   

                                                   3

                                                              4

                                                    3’

                                          2’

                              1’

Hay un paralelismo entre los puntos principales. Cantad (1) y bendecid (1’) repiten la misma idea pero el segundo término, bendecid, explica y amplía el primero. Servid (2), un verbo que se usa con frecuencia para describir el culto, tiene como paralelo alabadle (2’) que deja claro el servicio que se espera. Venid (3) es la invitación a acercarse al santuario y a Dios. Entrad por sus puertas (3’) invita a la comunidad a entrar al santuario. Implica ya un movimiento hacia el encuentro con Dios.

En el centro, como si la comunidad estuviera subiendo las escaleras del templo, se encuentra el verbo central: conoced (4). Esa es la meta y culminación del culto: Experimentar la intimidad con Jehová, conocerle en el sentido bíblico de la más profunda relación entre dos personas. Como es la relación sexual humana.

Podemos observar en el salmo 100 otras carácterísticas que ponemos a continuación a manera de bosquejo homilético.

  1. El qué del culto: Siete verbos en imperativo marcan la estructura, todos de adoración.

  1. El cómo del culto:
  2. La alegría caracteriza la primera parte del salmo (vv. 1-2):                                                alegres… con alegría …con regocijo.
  3. La gratitud y la alabanza son marcas de la segunda parte

                        (vv.4-5):            con acción de gracias...con alabanza

La alegría, la gratitud y la alabanza (como expresión verbal del gozo y la gratitud) son actitudes espontáneas y sentidas en el culto.

  • El para qué del culto: En el centro está el (re)conocimiento de Dios. Esa es la meta del culto, el camino ascendente a su presencia. 

El conocimiento de Dios consiste en dos enormes realidades:                                 

1.  Es nuestro Creador: El nos hizo y no nosotros a nosotros mismos

2.  Es nuestro Redentor: pueblo suyo somos y ovejas de su prado.

Estas realidades nutren nuestra adoración. En el acto de adoración reaprendemos y recordamos esas realidades fundamentales en la vida de la comunidad creyente que son también la base de nuestra fe y obediencia: Jehová es nuestro creador, y le pertenecemos porque Dios nos hizo suyos al redimirnos, comprarnos y hacernos posesión suya. 

  1. El por qué del culto: Lo que Dios es en relación con su pueblo (creador y redentor) es una motivación continua para adorarle. Además, ese Dios se ha dado a conocer en la historia y en nuestra propia historia como un Dios que es bueno, misericordioso y leal o veraz. Esos enormes atributos de Dios son parte de la experiencia cotidiana de toda persona de fe: su bondad, misericordia y fidelidad constantes.

Porque Jehová es bueno;
para siempre es su misericordia,
y su verdad por todas las generaciones
De esa experiencia diaria y regular, brota la adoración alegre y llena de gratitud.

La bondad como característica de su trato hacia nosotras y nosotros.

La misericordia constante de Dios hacia su pueblo es un recordatorio de que, a pesar de nuestra maldad, Dios siente dolor en su corazón por nosotros y nosotras y se inclina a socorrernos.

Su verdad es la lealtad y fidelidad que nos tiene aun cuando seamos desleales e infieles a su amor constante. Al final, es lo único que nos sostiene.

Por ello, al meditar en esas realidades y atributos de Dios hacia nosotros y nosotras, no podemos menos que estar agradecidos y acercarnos a Dios con alegría y alabanza.

Como directores del culto, necesitamos inculcar y enseñar a la comunidad de fe a meditar en lo que Dios es para su pueblo (creador y redentor) y la manera en que Jehová se relaciona con nosotras y nosotros: El es bueno, misreicordioso y fiel.  


Salmo 23: Plena confianza en medio de las carencias y peligros de la vida.

 

1                       Jehová es mi pastor; nada me faltará.

2                En lugares de delicados pastos me hará descansar;

                         Junto a aguas de reposo me pastoreará.

3                                   Confortará mi alma;

                 Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

4                       Aunque ande en valle de sombra de muerte,

                         No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;

                Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

 

5          Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;

             Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

6      Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,

                         Y en la casa de Jehová moraré por largos días.  

Este salmo es bien conocido por el pueblo de Dios y ha sido fuente de fortaleza y confianza en las diversas crisis de la vida. Veamos a continuación algunas de sus lecciones centrales.

Observaciones sobre la estructura del salmo. 

El salmo tiene se divide en dos partes principales, alrededor de dos metáforas centrales:

  1. El pastor y las ovejas (vv. 1-4)
  2. El anfitrión y el huésped (vv. 5-6)

Al principio y al final del salmo encontramos dos afirmaciones de confianza plena que encierran (inclusión) todo el salmo y de esa manera resaltan su tono y tema dominante:

Provisión total en la vida:   nada me faltará (v.1)
Protección total en el camino: el bien y la misericordia me seguirán…
en la casa de Jehová moraré por largos días. (v.6)

En la primera mitad del salmo encontramos cuatro verbos que hablan de Dios en tercera persona: Me hará descansar…me pastoreará…confortará…me guiará…

En la segunda parte del salmo también se usan 4 verbos pero ahora en segunda persona, es decir, el salmista no habla de Dios, más bien le habla a Dios:

 porque tú estarás conmigo… Tu vara y tu cayado me infundirán                                    aliento…           aderezas mesa…unges mi cabeza…

Es de suma importancia notar la transición y cambio de la tercera persona a la segunda en el v.4b: De él  a tú:  tú estarás conmigo. Ese es el eje y corazón del salmo: la presencia fiel y constante de Jehová ante las crisis de la vida.              

A medida que se desarrolla la primera escena, el tono se mueve de la declaración confiada en lo que Dios es a la apelación personal, inmediata e íntima a Dios.

Esta parte transicional del salmo funciona como una bisagra: la imagen concluye la parte del pastor pero el cambio de persona hace más personal e inmediata la protección divina y así se conecta con la imagen del anfitrión-huésped.

Explicación del salmo.  Veamos ahora con detalle ambas escenas.

La metáfora del pastor y las ovejas (vv. 1-4)

Provisión total: Comida, guía y protección

El salmo inicia con una afirmación inicial de plena confianza en la provisión divina de todo lo que es indispensable para la vida : Jehová es mi pastor; nada me faltará.

Sin duda, esta confesión de confianza plena surge de la experiencia en el camino de la fe. Lo que Jehová es y ha hecho por nosotros es base de profunda seguridad en la vida. El énfasis en la relación personal e inmediata es contundente: Jehová es mi pastor. Es pues una confesión arraigada en la experiencia y peregrinaje de una vida ligada a Dios.

La imagen del pastor, usada por uno que había sido pastor, evoca los cuidados vitales de Dios y a la vez develan nuestra honda necesidad y vulnerabilidad en la vida como ovejas. Veamos: 

Tres acciones vitales de Dios que condensan la acción divina y la profunda necesidad humana.

Aquí el salmista confiesa no solo la total seguridad en la provisión de Dios sino también nuestra completa incapacidad de mantenernos vivos por nuestras propias fuerzas o recursos. Hay animales que no necesitan de los humanos para proveerse de alimentos, de dirección en el camino o de protección ante sus enemigos y peligros. Las ovejas no tienen tales recursos o capacidades y dependen para su existencia del cuidado de las personas.

En la vida de fe, nos dice el salmo, somos ovejas vulnerables que en las realidades básicas de esa vida, necesitamos del cuidado constante de un buen pastor.

  1. Alimento: El Señor nos provee el alimento para sustentar la vida. Pero además, nos lleva a los mejores lugares y a los más seguros para comer y recobrar las fuerzas. Está implícito que no sabemos encontrarlos.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;  

  1. Dirección: Las ovejas carecen de un sentido de dirección. Se pierden facilmente. Por ello requieren de la guía en el camino de un pastor. Sin ella nos extraviamos. Jehová nos lleva por el camino estrecho, por el buen camino. Y lo hace para honrar su promesa y lo que Dios es para nosotros. Así mantiene su honra.

Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

  1. Protección:  Los peligros y enemigos en el camino son muchos y mortales. Y no sabemos ni podemos protegernos. A menudo nos encontramos en medio de peligros de muerte.

Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

Imaginemos la escena que se desarrolla en esta imagen:

            «El césped verde con una fuente, para tumbarse, reposar y recobrar fuerzas;     las veredas del camino; la cañada al oscurecer; la vara que encamina con un          toque y el cayado que golpea rítmica y sonoramente el suelo.» (L.A. Schokel)

Así, en esta primera parte del salmo, ante nuestra vulnerabilidad y debilidad para resolver las necesidades y peligros de la vida de fe, el salmo nos recuerda y hace posible confesar nuestra completa confianza en la provisión, dirección y protección de Jehová, nuestro pastor.   

La metáfora del anfitrión y el huésped (vv. 5-6)  Hospitalidad, asilo y protección plena

De la imagen del pastor, ahora pasamos a la imagen del refugio y hospitalidad que Dios nos da cuando, huyendo por nuestra vida, nos asilamos bajo la protección de Dios y encontramos en Jehová la plena seguridad y protección que tanto necesitamos.  

La legislación de Moisés hacía provisión para casos en los que una persona que había cometido un asesinato involuntario, sin premeditación, podía huir a una de las seis ciudades de refugio para salvar así su vida de la venganza de los familiares de la víctima (Deut. 4:41–43; Deut. 19:1–13; Jos. 20:2; Jos. 20:7–9; 1 Cr. 6:57–60; 1 Cr. 6:67; Num. 35:6; Num. 35:11–15). Además, la hospitalidad oriental era tan amplia que cuando una persona entraba a la casa de un jefe de tribu, estaba automáticamente bajo su protección.   

Dos acciones vitales de Dios que resumen la hospitalidad divina y la necesidad humana:

  1. Alimento: El Señor extiende su hospitalidad y nos provee el sustento en medio de las crisis y peligros de la vida, a menudo bien merecidos:

Aderezas mesa delante de mí, en presencia de mis angustiadores…              unges mi cabeza…mi copa rebosa

  1. Protección: Al salir de la casa del señor de la casa, el huésped recibe la protección y cuidado del señor de la casa por medio de dos escoltas: El bien y la misericordia. Los cuidados de Dios se personifican como una escolta que nos ha de proteger y acompañar en el camino hasta que lleguemos a salvo a nuestro destino final.

Ciertamente, el bien y la misericordia

    Ciertamente…La certeza acompaña al salmista y con ella cierra el salmo como lo inició, con plena confianza. 

Bien es la bendición de Dios en todas las áreas de la vida. Es su bondad hacia nosotros.

Misericordia es lo que hace posible que, a pesar de nosotros mismos, Dios nos bendiga.

 El acompañamiento de esta escolta estará presente y será constante hasta que el huésped llegue a su destino final: la casa del Señor. En toda nuestra vida, tendremos siempre la compañía y cuidado del Señor.

6      Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

Imaginemos esta escena:

«un fugitivo de su clan buscando asilo en una ciudad de refugio o con un jefe de otra tribu. Este lo acoge en su tienda, le ofrece protección, comida y bebida y ungüentos aromáticos. Al observar la escena, los enemigos perseguidores se detienen en la puerta o cortina: el jeque lo protege. Cuando ha terminado, el jeque le ofrece una escolta que lo acompañe en el camino hasta casa, que es la casa del Señor.» (Schökel)

Todo parece indicar que el salmo es garantía de una vida libre de afanes y problemas; Dios nos proveerá todo lo que necesitamos y nos librará de todo mal. Sin embargo, es necesario pensar este salmo en el contexto bíblico y desde varios ángulos:

Desde la perspectiva de David, pastor y rey:

Como pastor y rey que fue, David describe su relación con Dios a partir de su propia experiencia. Por lo mismo, debemos tomar sus afirmaciones a la luz de su vida azarosa y difícil en la que no faltaron los sinsabores, graves pecados. pruebas, sufrimientos y dolor. Pero en medio de ellos, la protección y cuidados de Dios se hacen mucho más tangibles.

Desde la perspectiva de Jesús nuestro Señor, el buen pastor (Juan 10):

Jesús fue varón de dolores, experimentado en quebranto. Toda su vida fue un sufrimiento continuo y estuvo llena de reveses, traiciones, rechazos y finalmente la muerte. Aun como hijo amado de Dios tuvo sufrimientos indecibles y sin embargo, Dios lo cuidó y protegió. 

Desde la perspectiva de Pablo: (2 Corintios, Filipenses):

Pablo llevó su cruz y sufrió lo indecible como parte de su ministerio. No le faltaron las penalidades ni su aguijón en la carne, pero tampoco le faltó la gracia de Dios, su pastor.

Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.                                 Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades,                               para que repose sobre mí el poder de Cristo.

Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

(2 Cor 13:9-10)

Sugerimos algunos usos del salmo en la vida pastoral y del culto:

Como pastores y pastoras:

Imitando al pastor y obispo de nuestras almas, podemos leer el salmo como guía y modelo de nuestra tarea pastoral alrededor de tres áreas vitales:   

  • Alimento: El pastor debe alimentar al rebaño y proveerle los mejores y más sanos alimentos para que pueda recobrar las fuerzas.
  • Dirección: La tarea ética que tenemos de ser modelos de la vida que esperamos de quienes Dios ha puesto a nuestro cuidado. Guiarles por sendas de justicia. Vivir una vida integra que sea modelo.
  • Protección: Los peligros y enemigos son muchos y mortales. El pastor debe velar y orar constantemente por el bien de su pueblo (Hech 20:28).

 Tengamos siempre presentes las advertencias a los malos pastores (Ez 34) y el ejemplo de nuestro buen pastor (Juan 10)

Como ovejas:

Reconociendo nuestras profundas necesidades de lo que es vital para la vida y sabiendo que el salmo no nos promete una vida libre de dolor y sufrimiento pero sí  nos garantiza la presencia bondadosa, fiel y misericordiosa del Señor. Esa es la raíz de nuestra confianza.  

Algunas preguntas para el uso del Salmo 23 en el culto cristiano:

  • ¿Cuál sería la información que los miembros de su congregación necesitan conocer antes de escuchar o cantar el Salmo por primera vez?
  • ¿Se puede incorporar una parte del Salmo a una de las oraciones que se hacen en voz alta durante el servicio? O, ¿podría servir el Salmo como modelo para una oración espontánea?
  • ¿Se podría cantar el Salmo en algún momento durante el servicio? ¿Qué tipo de música captaría mejor el espíritu del Salmo?
  • ¿Se pueden usar partes del Salmo como un llamado a la adoración o bendición?
  • Para los líderes de congregaciones cuyos servicios tienen una estructura flexible: ¿Puede el servicio mismo seguir (por lo menos en parte) la estructura del Salmo?
  • ¿Cuáles Salmos que sean similares puede recomendarle a su congregación para sus oraciones personales?