Hay iglesias históricas que además de Navidad y Semana Santa incluyen en su calendario litúrgico el día de la ascensión y Pentecostés.
Otras iglesias, más estructuradas litúrgicamente, siguen todo el calendario litúrgico, adaptado a su propia denominación y teología y todo el año lo tienen ya programado con temas, oraciones y lecturas bíblicas. Siguen el llamado leccionario o Libro de Oración Común (Iglesia Anglicana o Episcopal).
En América Latina, y más particularmente en mi caso México, en las denominaciones llamadas históricas, tenemos además de Navidad, Semana Santa, Pentecostés y Ascensión, otras celebraciones religiosa y culturalmente importantes e igualmente significativas. El día del inicio de la Reforma protestante (31 de octubre), el mes de la Biblia (agosto), el día de la madre (10 de mayo), del padre (tercer domingo de junio), del pastor (varía en los distintos países de Latinoamérica e incluso en las denominaciones), del niño (30 de abril), del maestro (15 de mayo). En cada iglesia también se celebra el aniversario de la iglesia, dando especial relieve a los 25, 50 o 100 años.
Además, las fiestas patrióticas nacionales son ocasión de cultos o al menos de temas especiales para la predicación. Es el caso en México, en la fecha de la independencia nacional, además de la fiesta cívica celebrada en la iglesia, se buscan temas bíblicos relativos a la celebración.
Ofrecemos hoy una explicación del año litúrgico, que en sus componentes centrales, es herencia común de todas las iglesias protestantes y evangélicas y no, como se piensa comúnmente, de la iglesia católica romana. Así como los credos principales que estructuran nuestras creencias fundamentales (Credo Apostólico, Nicea y Calcedonia) sobre Dios, la Trinidad y Jesús como Dios y hombre), así también, las prácticas de culto y liturgia fundamentales (el bautismo, la santa cena o eucaristía) y los hechos centrales de la vida de Jesús (su nacimiento, vida, sufrimientos, muerte, resurrección, ascensión y la venida del Espíritu Santo) parten del Nuevo Testamento y se han desarrollado desde los primeros siglos de la iglesia cristiana para ser conmemoraciones clave para la vida de las iglesias.
Memoria y herencia: Una perspectiva histórica, de una herencia común.
La iglesia universal, en tiempo y lugares, ha desarrollado gradualmente su teología, apologética, misiología y liturgias para el culto cristiano, de generación en generación. Es un legado riquísimo que pertenece a todas las iglesias. De hecho, nuestras expresiones de fe, credos y confesiones, son fruto del devenir histórico de la iglesia y hoy día al expresar la fe en cantos y oraciones, en credos y testimonios de fe, en la evangelización y en el testimonio público, lo hacemos incorporando lo que, desde los primeros siglos del cristianismo, nos legaron nuestros antepasados en la fe. Por ejemplo, la doble naturaleza de Jesús como Dios y hombre, o nuestra fe en un Dios trino se deben al fruto de siglos de estudio y debates alrededor de estas doctrinas fundamentales para la fe cristiana.
Esto no quiere decir que dichas doctrinas o calendarios litúrgicos tengan el mismo lugar que la Biblia. Más bien, los hemos adoptado porque reconocemos en ellos su carácter bíblico y nuestras denominaciones los han adoptado como expresiones bíblicas de su fe y práctica.
Lo que ofrecemos en este artículo, es una exploración somera del calendario litúrgico o leccionario cristiano, con el deseo de conocerlo y enriquecer, si lo consideramos pertinente, nuestras prácticas de culto y liturgia.
Desarrollo histórico en el Nuevo Testamento
El primer componente del culto cristiano fue el día domingo, el primer día de la semana o como lo dice literalmente el texto griego, el día después del sábado. Ya en el Nuevo Testamento, encontramos claramente atestiguado ese hecho. Los cristianos se reunían el primer día de la semana para recordar y celebrar la resurrección del Señor Jesús (recomendamos el excelente libro de Justo L. Gonzalez, Breve historia del Domingo. Descubre el gozo de la celebración del día del Señor. Mundo Hispano).
Aunque sabemos por el libro de los Hechos que los apóstoles y la iglesia de Jerusalen seguían yendo al templo en el día del sábado y participaban de los ritos judíos (Hch 2:46; 3:1; 5:42). Pablo mismo, en sus viajes misioneros, acudía a los cultos en las sinagogas el día sábado (13:14,44; 14:1; 17:1).
La transición al día del Señor para muchos judíos cristianos fue paulatina y se concretó después de la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.e.c.
El bautismo cristiano ya era practicado por los discípulos durante el ministerio público de Jesús (Jn 4:2) y luego fue ordenado por Jesús (Mt 28:19), y practicado por la iglesia primitiva (Hch. 2:38, 41; 8:38; 10:47-48 y muchos más).
De la misma manera, la eucaristía (acción de gracias) o cena del Señor, instituida por Jesús (Mt, Mc, Lc ) fue practicada por las primeras comunidades cristianas y Pablo ya dio algunas de las primeras instrucciones (correctivas) para su celebración (1 Cor. 11:17-34) y allí ya encontramos algunos componentes litúrgicos de la misma.
Otras celebraciones importantes para las primeras iglesias cristianos han mantenido hasta la fecha como referencia el calendario lunar judío. Por ello, la Pascua cae en fechas distintas cada año, y la iglesia cristiana sigue esas fechas para la Semana Santa, Acensión (40 días después de la resurrección), y Pentecostés (50 días después de la Pascua).
En la iglesia antigua, los primeros tres siglos
El desarrollo del calendario litúrgico empezó ya poco después de la era apostólica. En el siglo segundo de nuestra era, la Didache o “Enseñanza de los doce apóstoles” provee evidencia de algunas de las prácticas litúrgicas, incluyendo bellas y significativas oraciones para ellas, que fueron fundamentales para las celebraciones litúrgicas de la iglesia primitiva. Así, se habla del bautismo (de preferencia por inmersión pero podía ser por aspersión), la oración del Señor (que se debía repetir tres veces al día), y la eucaristía o santa cena con bellas oraciones (que se realizaba junto con una cena comunitaria o agape). Descubrimos muchos detalles muy interesantes de estos eventos en el libro de Justo L. González y Catherine G. González, El Culto en la Iglesia Antigua.
Como la iglesia durante los primeros tres siglos no se había institucionalizado y experimentaba la hostilidad del imperio, se encuentran pocos vestigios de su desarrollo litúrgico.
Del siglo IV en adelante
Posteriormente, con el paso de los siglos, se fue desarrollando el calendario litúrgico en un contexto eclesial, como ayuda y guía a las iglesias, cuando la iglesia se institucionalizó.
Los tiempos y celebraciones que conforman el año cristiano están en el marco eclesiológico. Es la Iglesia Antigua quien va tejiendo los hechos, la teología, los tiempos, sumando e inculturizando los ritos, organizando los rituales. Es la Iglesia, en tanto cuerpo del Señor, la encargada o responsable de no perder esta herencia y, sobre todo, de hacer la re-lectura de la presencia de Dios en medio de celebraciones establecidas para no perder la memoria. (Kathy Smith).
A medida que la iglesia fue creciendo y extendiéndose por el imperio romano, surgió la necesidad de instruirla y de ayudarle a expresar su fe con ayudas litúrgicas que le ayudaran a expresar sus creencias y compromiso de vida de manera acorde a la revelación de Jesús el Mesías. Por ello, descubrimos ya en la Didache una intención pastoral para capacitar a las iglesias en sus tareas cotidianas de discipulado con indicaciones de la manera en que se ha de realizar el bautismo y la cena del Señor.
La formulación de los credos y sobre todo de las ceremonias de culto era importante para mantener vivas la memoria, identidad y proclamación de las buenas nuevas en las iglesias.
Es en los siglos IV ven adelante que encontramos ya un calendario más desarrollado. Con la legitimación del cristianismo que realizó Constantino (Edicto de Milán en 313) y luego su adopción como religión oficial bajo Teodosio (Edicto de Tesalónica en 380) empiezan a surgir, en distintas regiones, calendarios litúrgicos que regulan el año cristiano.
Una de las estrategias que los misioneros usaron fue el sustituir celebraciones paganas con símbolos y realidades cristianas. Así, el día en que se celebraba en el imperio romano al Sol Invictus, los cristianos se reunían para celebrar la resurrección de Jesús.
La fecha de la Navidad es un caso de estrategia misionera en los primeros siglos del cristianismo. A partir de los datos bíblicos es muy difícil determinar la fecha exacta del nacimiento de Jesús. Las mejores posibilidades van desde junio hasta octubre. Una de las teorías más plausibles para escoger el 25 de diciembre es que los cristianos mediterráneos habían adoptado ya para el siglo III, alrededor del solsticio de invierno, la celebración del Sol Invictus y la Saturnalia como una manera de convertir a los paganos a la fe en Jesús, el sol de justicia. Hay quienes sugieren que fue Sexto Julio Africano quien sugirió la fecha del 25 de diciembre para la Navidad en el año 221. El papa Julio I pidió en el año 350 que el 25 de diciembre se celebrara el nacimiento de Jesús y fue poco después que el papa Liberio en 354 decreta ese día como la fecha oficial del nacimiento de Jesús. La iglesia oriental lo realiza el 6 de enero, día de la Epifanía.
Posteriormente, al calendario cristiano se fueron añadiendo fechas conmemorativas de los apóstoles y también de los mártires cristianos (la mayoría de los primeros tres siglos de la iglesia cristiana). En esos siglos hasta antes de la Reforma protestante existían varios y diversos calendarios litúrgicos propios de las diversas regiones con sus propios santos y celebraciones. Fue hasta el Concilio de Trento (1545-1563) que se estableció un único calendario, latino y romano, para el cristianismo occidental. (La iglesia oriental tiene su propio calendario). Fue en el Vaticano II que se simplificó el calendario, para centrarlo en lo eventos centrales de la fe cristiana y se dejó a criterio de las diversas regiones celebrar fiestas más de acuerdo a sus tradiciones locales.
Los componentes centrales del calendario litúrgico del año cristiano
Entre los elementos que se han mantenido por las iglesias protestantes históricas y algunas iglesias evangélicas, con ciertas variantes, se encuentran los siguientes (aquí sigo las que usa la Iglesia Cristiana Reformada):
1.- Adviento. Período aproximado de cuatro semanas antes de la Navidad en el que los cristianos se preparan espiritualmente para la celebración del nacimiento de Jesucristo. Es el inicio del año litúrgico. Su duración es de 22 a 28 días, dado que lo integran los cuatro domingos más próximos a la festividad de la Natividad.
Es un tiempo de espera y anticipación de la venida de Jesús, el Mesías. Se pueden considerar las profecías bíblicas del Antiguo Testamento. Hay quienes usan este tiempo para considerar las profecías de la segunda venida del Señor.
2.- Navidad. Se conmemora el nacimiento de Jesucristo. Se celebra el día 25 de diciembre y se extiende hasta la Epifanía. En el mundo iberoamericano es igualmente significativa la Nochebuena, el 24 de diciembre.
3.- Epifanía. Se conmemora la adoración de Jesucristo por los Magos y su presentación al mundo. Se celebra el día 6 de enero. (Como indicamos antes, en el calendario de las iglesias ortodoxas orientales, este es el día del nacimiento de Jesús).
4.- Tiempo ordinario. Se usa para seguir la vida de Jesús en los evangelios: Su bautismo, vida, milagros y enseñanzas.
5.- Cuaresma o cuarenta días antes de la Pascua. Este período ise inicia con el miércoles de ceniza. Es símbólico de los cuarenta años de Israel en el desierto (un tiempo de prueba) y los cuarenta días de Jesús en el desierto. Es un tiempo destinado a la preparación espiritual de la fiesta de la Pascua. Se celebra 40 días antes del Domingo de Ramos, día de inicio de la Semana Santa.
6.- Semana Santa. Domingo de Ramos. Se conmemora la entrada de Jesucristo a Jerusalén. Es el inicio de la Semana Santa y último domingo de la Cuaresma. La fecha de la celebración es variable, entre marzo y abril según el año, ya que depende del calendario lunar.
En el mundo evangélico latinoamericano, algunas iglesias tiene cultos diarios durante esta semana. Estos son los temas de cada día (según lo que se puede reconstruir de los evangelios):
- Lunes de autoridad. Jesús es el Hijo del Hombre enviado por Dios.
- Martes de controversia. Los cuestionamientos a Jesús de los líderes religiosos de Israel.
- Miércoles de retiro. Jesús se retira y no realiza actividades públicas.
- Jueves Santo. Se conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena y el lavatorio de los pies realizado por Jesucristo.
- Viernes Santo. Se conmemora la crucifixión y muerte de Jesucristo. Por lo general es el sermón de las siete palabras de Jesús en la cruz.
- Sábado de espera. No se hacen cultos.
- Domingo de Resurrección o Domingo de Pascua. Se conmemora la resurrección de Jesucristo al tercer día de ser crucificado. Es el final de la Semana Santa. Se celebra el domingo inmediatamente posterior a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera en el hemisferio norte. Por lo tanto puede ocurrir entre los días 22 de marzo y 25 de abril.
7.- Tiempo de Pascua. Se continúa conmemorando la resurrección de Jesucristo. Es el tiempo litúrgico que incluye los 50 días entre el Domingo de Pascua y Pentecostés.
8.- La Ascensión. Se conmemora la ascensión de Jesucristo al cielo en presencia de sus discípulos tras anunciarles que les enviaría el Espíritu Santo. Se celebra 40 días después del Domingo de Resurrección.
9.- Pentecostés. Se conmemora la llegada del Espíritu Santo a los apóstoles. Es el final del Tiempo de Pascua.Se celebra 7 domingos después del Domingo de Resurrección.
10.- Segundo tiempo ordinario. Otro tiempo en que algunas tradiciones consideran temas sobre la vida de Jesús, la misión de la iglesia y también otros temas doctrinales centrales para la fe cristiana (la Trinidad, el bautismo, etc.). Esto se hace hasta llegar de nuevo al tiempo de Adviento.
En las próximas entregas, profundizaremos en los temas bíblicos del calendario litúrgico cristiano.