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La epístola a los Efesios: Una liturgia integral para adorar al Dios trino

El culto como fuente de identidad, visión y vocación.

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Componentes del culto: Salutación, bendición, alabanza, gratitud e intercesión; enseñanza,  memoria, reconciliación, testimonio y doxología (1:1-3:21)                              

El tema central de la Efesios

El tema central de la carta a los Efesios es eirene, shalom, paz. Desde el saludo con que abre la carta (1:2) y luego en el centro del himno de apertura (1:10), así como en la bendición al final (6:23), el tema de la paz es clave para entender esta pequeña, y, sin embargo, enorme epístola.

Hacer la paz, ser artesanos del shalom, es vivir de acuerdo al plan que Dios pensó desde la eternidad: reunir toda su creación bajo el señorío de Jesús su hijo (1:10). Hacer la paz es imitar a Jesús que es nuestra paz, que durante su ministerio hizo la paz, sellando su tarea con su muerte en la cruz, y finalmente proclamó la paz  (2:14, 15, 17). Jesús nos reconcilió con Dios,  con otras personas y a la humanidad con la creación (2:11-22). Ese fue su propósito redentor, cumplir con el plan que su Padre había soñado.

Pablo entendió su propio llamado y ministerio a la luz del plan del Padre y la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesús el Señor (3:1-13). Para Pablo, el corazón del evangelio es dar a conocer a toda la humanidad que gracias a Jesús el Mesías todas las naciones, sin distinciones, pueden formar parte del pueblo de Dios. Y en ese pueblo no hay ciudadanos o ciudadanas de primera, segunda o tercera clase. Todos y todas son iguales, son parte de la familia de Dios (3:6).

Según Jesús, ser hacedores de la paz es una de las características de quienes siguen a Jesús en el mundo y se caracterizan por brillar en el mundo y actuar como la sal de la tierra. Es reflejar el carácter de nuestro Padre en nuestro quehacer cotidiano: serán llamados hijos e hijas de Dios. (Mt 5:9-16).

Por ello el escritor de Efesios le recuerda a la iglesia que su vocación fundamental y tarea primordial es “mantener la unidad creada por el Espíritu Santo mediante el vínculo de la paz.”  (Ef. 4:3). Hacer la paz es vivir cada día bajo el poder del Espíritu, manifestando el fruto del Espíritu (4:2-3) y usando los dones que él nos concede (4:7-11) para ser artesanos cotidianos del shalom.

Hacer la paz es propiciar la reconciliación y mucho más. Es ir hilando día a día  relaciones armoniosas entre los seres humanos y Dios, los unos con los otros y con la creación (caps. 4 y 5). Es seguir la visión de lo que Dios quiere hacer en este mundo: Shalom.

De esta manera, también hacemos de la vida un acto de adoración (5:1-2).

Este tema central en la carta, el autor lo plantea de una forma que lleva nuestra mente de inmediato a la esfera de la adoración comunitaria a Dios. 

Efesios como un culto de adoración

Un vistazo rápido al bosquejo de la carta, sus divisiones naturales, nos permite descubrir la naturaleza litúrgica de la misma.

  • Salutación y bendición (1:1-2)
  • Himno de adoración y bendición al Dios Trino, nuestro redentor (1:3-14)
  • Oración de gratitud (1:15-16)
  • Oración de intercesión por el pueblo de Dios (1:17-19)
  • Mensaje: Revelación del misterio del evangelio y su significación para la Iglesia: el poder creador de Dios (1:20-2:22)
  • Testimonio personal: El ministerio de Pablo como artesano de la paz (3:1-13)
  • Oración de intercesión por la familia de Dios (3:14-19)
  • Doxología  (3:20-21)

Cuando empezamos a leer Efesios de inmediato descubrimos su carácter litúrgico. Nos damos cuenta de que estamos en el santuario de Dios en medio de un culto de adoración. Recibimos de entrada el saludo del pastor Pablo (1:1) y la bendición que él imparte de parte de Dios (v.2).

Luego escuchamos como respuesta un himno de adoración, un canto de alabanza bellísimo, entonado por la congregación, que celebra los grandes hechos redentores de Dios desde la eternidad y hasta la eternidad, deteniéndose en nuestra historia y presente (1:3-14).

Acto seguido, el pastor se arrodilla y ora con gratitud a Dios por los congregantes y pide a Dios por ellos (1:15-19). Esa oración de gratitud que es seguida por otra de intercesión. Ambas son de largo alcance, provocan la reflexión y nuestro amén para que Dios las responda.

Una vez que Pablo se ha incorporado de orar, guía en la enseñanza y reflexión a los oyentes. En su enseñanza, inicia con una mirada hacia atrás, hace memoria de lo que éramos, y luego nos hace ver lo que ahora somos gracias al Mesías Jesús. El Dios de la vida sigue creando nueva vida y venciendo a las fuerzas de la muerte y del caos, lo cual es evidente en la resurrección y ascensión de  , de las cuales participamos por el incomparable poder de su Espíritu (1:20-23; 2:1-10). Por la entrega de su vida en la cruz, el Mesías Jesús ha hecho la paz y nos ha reconciliado como personas las unas con las otras y a todos con Dios (2:11-22). Jesús nos ha hecho primicias de su re-creación, de la nueva humanidad, y nos llama a vivir como un poema de Dios.

Parece que está por terminar la enseñanza de lo que había estado secreto por siglos, cuando el pastor añade su testimonio personal cargado de gratitud por el enorme privilegio de haber sido escogido para ser mensajero y artesano del shalom (3:1-13) y de haber sido enviado a servirnos a nosotros, a pesar de su presente encarcelamiento.

ón por los y las oyentes (3:14-19). El pide por nuestra transformación personal que efectúa el Espiritu y que noa semeja a Jesús. Concluye con una doxología a la que todas las y los participantes nos unimos extasiados y agradecidos (3:20-21).

Finalmente, Pablo nos exhorta a vivir continuamente, como la nueva humanidad de Dios, de una manera agradable a Dios y de acuerdo a su plan que ahora conocemos (4:1-6:9). Es un llamado a conducirnos en el camino de la obediencia a la buena voluntad de Dios. La vida ética, de acuerdo a los valores del Reino de Jesús, es la manera de vencer a todos los poderes de la muerte y del mal (6:10-20) y también de colaborar con Jesús en la construcción cotidiana del shalom

Dejamos ese lugar con una clara visión y un profundo sentido de nuestra identidad cristiana y de nuestra tarea diaria en la sociedad en que nos ha tocado vivir. Nos sabemos privilegiados de ser colaboradores de Dios en la construcción de una nueva sociedad, tenemos una firme esperanza de que otro mundo y otra iglesia son posibles, y además sabemos cómo se teje esa humanidad nueva. Hemos descubierto en esta óptica cristiana, que el viejo mundo ya estä preñado de una nueva humanidad (la iglesia) que anuncia y es precursora de la plenitud del Reino de Dios que aunque

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

ya se va acercando
nunca tiene prisa
viene con proyectos
y bolsas de semillas
con ángeles maltrechos
y fieles golondrinas

............................

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

ya casi está llegando
con su mejor noticia
con pu
ños con ojeras
con noches y con d
ías

con una estrella pobre
sin nombre todav
ía

..........................

lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene

lento pero viene
lento pero viene
lento pero viene

(Mario Benedetti).

Hemos aprendido en la carta a los Efesios que la nueva humanidad, la sociedad alternativa, no nos va a caer del cielo; más bien, es nuestra vocación fundamental aquí y ahora: debemos constituirnos en artesanos de una sociedad donde la justicia y su fruto, el shalom, sean nuestra tarea, desafío y disfrutes cotidianos, en el poder del Espíritu. ¡Qué contraste con la propaganda del imperio que nos habla día y noche de que la única opción es la que él nos ofrece! Sí, el imperio nos quiere hacer creer en el pensamiento único. Pero sabemos que no es así. ¡Otra realidad es posible y ya ha iniciado!

La adoración en el contexto de Asia Menor

Efectivamente, una lectura cuidadosa de la carta nos lleva a descubrir en los primeros tres capítulos elementos propios del lenguaje litúrgico bíblico. Sin pretender que en esos capítulos encontramos una liturgia acabada, no podemos por otro lado ignorar el tono y espíritu litúrgico que permea la primera mitad del escrito y que luego arroja su sombra en la segunda mitad.

Si recordamos el ambiente cultual que se respiraba en las principales ciudades del Asia Menor, particularmente con el culto al emperador y también en el culto a Diana, podemos encontrar una clave para entender el porqué del estilo de la carta a los Efesios. Los cristianos eran constantemente bombardeados con mensajes visuales y auditivos que les recordaban e instaban a participar en el culto a César y Diana, ambos con pretensiones de poder cósmico, del poder que da vida. Un coro que continuamente cantaba loas y elogios al emperador era parte de la realidad cotidiana en la ciudad de Efeso. Familias peregrinas arribaban regularmente a Efeso para adorar a Diana (Artemisa) la señora dadora de vida, reina del universo y de la fertilidad. El autor, entonces, escribe su carta para plantear una alternativa de adoración y culto al único y verdadero Dios, verdadero Señor y dador de vida. Es un culto alternativo y contrapuesto a los ídolos de este mundo.

Además, el formato litúrgico de la carta nos enseña otra lección fundamental. La revelación del secreto (misterio) de Dios, el evangelio, y de sus verdades teológicas más profundas, se comunica no con un discurso o especulación teológica sino por medio de cantos, oraciones y doxologías. Hay, en este hecho, una intuición muy profunda de cómo hacer que verdades extraordinarias lleguen a lo profundo del ser. El canto y la oración son medios poderosos que Dios usa para transformarnos. Pero Efesios también nos recuerda que el culto precede a la formulación teológica. Pablo y la iglesia primitiva ya cantaban acerca de los grandes temas teológicos (elección, adopción, predestinación, redención, sello del Espíritu, la armonía entre el Padre, el Hijo y el Espíritu para comprarnos del mercado de esclavos (redención), etc.) mucho antes que se dieran los grandes debates alrededor de dichas doctrinas. Como bien lo ha dicho Justo González, “la principal fuente de la doctrina no es la especulación teológica, sino el culto de la iglesia…las doctrinas son expresiones de lo que la iglesia ha venido experimentando y afirmando en su culto durante mucho tiempo.” (González 2007:13)

La adoración en nuestro contexto

Un paralelo a lo que se vivía en las culturas del Asia Menor puede ser el constante bombardeo mediático, las liturgias, a que son sometidas las personas en nuestras culturas. Las buenas nuevas que nos anuncian los anuncios espectaculares en las calles, los comerciales de la radio, la música, los programas de tv, el cine, el internet, el Facebook, Twitter , etc., constantemente nos traen a la mente los valores básicos del mundo actual. Manifiestan las diversas cosmovisiones de nuestras sociedades con respecto a lo que vale en la vida, lo que debemos aspirar a ser y tener, los modelos ideales de lo que significa ser mujer u hombre, cómo deben ser las relaciones interpersonales, etc. Son, sin llamarse así, mensajes profundamente religiosos que intentan incidir en nuestra vida y orientarla hacia valores últimos y fundamentales. Por ello se constituyen en ídolos modernos.

Además, tal como lo hacen las ideologías políticas, estos "evangelios" nos mienten la realidad y nos quieren hacer creer ilusiones y mentiras como si fueran la verdad. Y más serio aún, estas perspectivas van moldeando la conciencia e identidad de las personas. Así era con el culto al emperador en ciudades como Efeso, Laodicea, Hierápolis, Colosas, Pérgamo y Esmirna. 

Es lo que hace la globalización (americanización) en nuestras sociedades hispanoparlantes de nuestra conciencia y va (de)formando nuestra identidad, valores y metas últimas para la vida. Es lo que algunos llaman la “naturaleza biopolítica del nuevo paradigma de poderimperial que regula la vida social desde su interior, siguiéndola, interpretándola, absorbiéndola y rearticulándola. El poder puede lograr un control efectivo sobre la vida entera de la población solo  cuando llega a convertirse en una función integral y vital que cada individuo abraza y reactiva por sí mismo.” (Hardt & Negri 2000:23-24).

Resulta interesante la estrategia comunicativa de la carta. El apóstol plantea su mensaje en el formato de un culto a Dios. Es, sin duda, en el culto donde la persona abre lo más íntimo de su ser a la presencia de Dios. Y es allí, en nuestro corazón, donde se dan las transformaciones más significativas y duraderas, donde se moldea la conciencia, se reforma la identidad y se siembra la visión hacia la cual se orienta nuestra vida. Efesios nos recuerda la importancia de la adoración como práctica y expresión cotidiana de nuestra gratitud y como una estrategia efectiva de transformación del individuo en el contexto de su comunidad de fe y vida. Allí, desde lo profundo del ser, se plantea y entreteje una nueva humanidad, alternativa al imperio y a los dioses en turno.