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Una entrevista sobre los tres significados del término adoración

Una entrevista

Pregunta. En nuestras congregaciones invertimos mucho tiempo y dinero en el servicio de adoración. Pero, ¿no es cierto que toda nuestra vida es un acto de adoración a Dios? ¿Qué caso tiene poner tanta energía en un servicio de adoración?

Pregunta.Si cada domingo vamos al templo a "adorar" a Dios, ¿por qué hay tanta oposición a los cantos de alabanza? ¿No se trata precisamente de alabar a Dios?

Respuesta. Estas dos preguntas surgen esencialmente del mismo problema: El uso tan limitado que se le da al término adoración. La misma palabra tiene por lo menos tres significados o dimensiones diferentes. Cualquier uso del término "adoración" en un diccionario cristiano moderno debería tener al menos estas tres acepciones.

Primero, toda nuestra vida debe ser un acto de adoración. Somos llamados a ofrecer nuestro trabajo, nuestro tiempo libre, nuestra vida familiar, y cualquier otro aspecto de la vida al Señor. Nuestra vida entera es un sacrificio de alabanza a Dios. Este es el sentido con que dicho término se utiliza en Romanos 12:1 "que es tu adoración espiritual".

Segundo, adoramos a Dios cuando nos reunimos en eventos, prácticas rituales o litúrgicas llamadas "servicios de adoración". Es por eso que esta publicación se llama Adoración Reformada ("Reformed Worship). Este puede ser el sentido que se le da al término adoración en Juan 4: "ni en este monte ni en Jerusalén adorarán ustedes". Este uso es sinónimo del término liturgia (liturgia no se refiere a las palabras en la página de un boletín, sino a la suma total de "lo que pasa cuando la gente se reúne el domingo en la mañana para adorar a Dios". Y cada congregación, sin importar el tipo de iglesia que sea, tiene una liturgia -- independientemente de que esté escrita o no).

Tercero, participamos en actos específicos de culto y alabanza, que también llamamos adoración. Así es como se describe la "adoración" en el Salmo 95, por ejemplo, "postrémonos reverentes". Este sentido estrecho de la palabra es el que más se acerca al sentido de la palabra "adorar," que significa "reverenciar con sumo respeto y honor a un ser". Es lo que hacemos cuando halagamos a la gente por un trabajo bien hecho. Por ello nuestra respuesta instintiva hacia Dios debería ser de alabanza, de adoración. Esto lo hacemos a menudo en nuestros servicios de adoración y algunas veces en otros contextos (como cuando vemos a un recién nacido o visitamos un parque nacional).

Ahora imagínese los tres significados en círculos concéntricos. La alabanza es una parte del servicio de adoración, que a su vez es sólo una parte de la alabanza que le rendimos a Dios en nuestra vida entera. Estos tres niveles de significado son parte del término "adoración".

El problema surge cuando nos confundimos en cuanto al sentido que le estamos dando a este término en un momento y contexto determinados. Considere algunos de los problemas que genera esta confusión: A veces nos enfocamos tanto en el servicio de adoración (sentido medio) que olvidamos la importancia de la adoración en toda la vida (sentido más amplio). Tradicionalmente, los cristianos reformados se sienten orgullosos cuando señalan este problema en algunas expresiones del cristianismo. El considerar toda la vida como un acto de adoración es uno de los temas principales del cristianismo reformado.

Sin embargo, históricamente nosotros los reformados tenemos un problema propio. En nuestro entusiasmo por indicar lo importante que es la adoración en su sentido más amplio, a veces minimizamos la importancia del servicio de adoración. Por ejemplo, a veces hemos sido reticentes para construir capillas en el campo universitario, por temor a que se le de demasiada atención a los servicios de adoración, y se pierda el énfasis en la adoración en todas las áreas de nuestra vida. También hemos pensado que los cursos de liturgia en los seminarios no son verdaderamente importantes. O, a veces, en el servicio de adoración, consideramos como "preliminar" todo aquello que viene antes del sermón. Estas son señales sutiles de que este segundo significado del término "adoración" no ha recibido la atención necesaria. Lo que no se reconoce es que ambos tipos de adoración (en el sentido amplio y en el sentido litúrgico), son interdependientes. Entre más fuerte es uno, más fuerte será el otro. Necesitamos eventos litúrgicos que mantengan nuestra adoración bien enfocada en las demás áreas de nuestra vida.

Recientemente, ha surgido un tercer problema en nuestro uso del término adoración. Con mucha frecuencia enfatizamos tanto los cantos de alabanza que pensamos que el propósito primordial o único de un servicio de adoración (segundo sentido), es la alabanza (en el sentido estrecho). Lo que antes la mayoría de los cristianos reformados pensaban que era el propósito principal de la adoración (sentido medio), escuchar el sermón, ahora ha sido desplazado por la alabanza (en el sentido estrecho), que muchos consideran como el fin principal del culto. Y por ello, se sugiere que la alabanza ha hecho de los micrófonos, en lugar del púlpito, el accesorio litúrgico central en muchas iglesias. A menudo, nuestros cantos de alabanza ahogan otros actos de adoración, como las oraciones de confesión, lamentación, credos y testimonios. En algunas iglesias, es común escuchar a un líder decir, "nuestro tiempo de alabanza se ha terminado y ahora es tiempo de la enseñanza". ¡El canto de salmos, himnos y cantos de alabanza es excelente! Es algo que no debemos negociar. ¡Una vez que nos hemos unido a Cristo, no podemos dejar de adorarle! Pero la alabanza no es lo único que hacemos en un servicio de adoración. Es sólo una parte de nuestro diálogo con el Dios del pacto (vea el artículo en las pp. ** [RW 56:30-44]).

Sería mejor usar la palabra "adoración" haciendo claro a cuál de los tres significados nos referimos. Sin embargo, a menudo los usamos confusamente. Lo que sí debemos hacer es tener presente cuán importantes son los tres sentidos del término, distinguirlos claramente y, sin embargo, no desvincularlos entre sí. ¡Debemos estar seguros que nuestra vida delante de Dios manifieste ampliamente los tres significados!