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Rosa Cándida Ramírez y Analisse Reyes comentan sobre cantar coritos

Cantar coritos - cantos breves - en español e inglés en el culto ofrece hospitalidad y facilita que la congregación aprenda nuevos conceptos sobre quién es Dios.

Rosa Cándida Ramírez es pastora de los ministerios de compasión de la iglesia First Nazarene de Pasadena (California) y pastora de alabanza en La Fuente Ministries, un ministerio intercultural e intergeneracional bilingüe de Paz Naz. Analisse Reyes enseña música en un colegio bilingüe en el centro de Los Ángeles y ha sido líder de alabanza en varias iglesias. Ramírez y Reyes se conocieron en el Seminario Teológico Fuller. En esta entrevista editada hablan del proceso de investigar y transcribir coritos para un himnario bilingüe evangélico-protestante que próximamente publicarán el Calvin Institute of Christian Worship y GIA Publications.

¿Qué es un “corito”?

RCR: Me gusta la definición que da Justo L. González en ¡Alabadle!: Hispanic Christian Worship: “Melodías bastante sencillas, frecuentemente con palabras repetitivas, que la gente canta de memoria. La mayoría son anónimos y pasan de boca en boca, de una congregación a otra. Por ese motivo la melodía o la letra de determinado corito pueden varían bastante de un lugar a otro. Se cantan muchas veces acompañados de palmas, panderetas y otros instrumentos musicales.”

AR: Un corito es como un puente entre hispanohablantes de distintas generaciones, países y tradiciones cristianas. Yo me crié en una iglesia hispanohablante de las Asambleas de Dios. En mi adolescencia, con mi familia nos trasladamos a una iglesia anglo multidenominacional. Y desde que me inscribí en el Seminario Fuller, he sido líder de alabanza en una iglesia luterana bilingüe. En cada uno de esos lugares, las personas latinas cantaban coritos como una manera de celebrar y de fortalecer la fe.

¿Quiénes cantan coritos?

RCR: Son bastante difundidos. Sea cual sea la afiliación denominacional que tengan, muchas iglesias latinas dan mucha importancia a la neumatología. Este énfasis en la obra del Espíritu Santo se ha ido filtrando en la alabanza en algunas iglesias bautistas, presbiterianas y nazarenas y en las iglesias católicas carismáticas. Yo me crié cantando “Ven, Ven, Ven, Espíritu Divino”, una canción que le pide al Espíritu Santo que venga y asuma el control de cada aspecto de nuestras vidas.

¿Se han encontrado con personas que creen que los coritos son demasiado anticuados como para usarse en la alabanza actual?

RCR: Las personas que vinieron aquí por decisión propia en muchos casos no sienten la necesidad de cantar coritos. Pero he hablado con personas que se han visto forzadas a dejar su tierra, y ellas me han dicho que cantar coritos les ayuda a conservar la esencia de su cultura. Mis padres vinieron de El Salvador. Cuando nos hicimos cristianos, nuestra iglesia nos enseñó que cantar coritos era una manera de vivir nuestras raíces salvadoreñas. La letra de muchos coritos proviene directamente de los Salmos o de relatos del Antiguo y del Nuevo Testamento. Cantar coritos cuando estás solo es una manera de orar durante las pruebas y tribulaciones. Además, los hijos de la diáspora, como yo, anhelamos una cultura o un país que nunca fue nuestro. Es en parte por eso que quiero investigar y documentar nuestra tradición oral.

En La Fuente, me resulta ameno mezclar un corito con un himno o un canto más moderno. Veo que la gente bate palmas con más fuerzas, canta más fuerte y muestra más emoción con los coritos. Elegir un corito en la alabanza es un hermoso regalo de bienvenida y les da a las congregaciones una manera poderosa de responder en el culto.

¿Por qué y de qué manera comenzaron a trabajar juntas en este proyecto con los coritos?

AR: Tanto Rosa como yo cantamos para el álbum REVERE | RESTORE que tiene música escrita, ejecutada y producida por alumnos y ex alumnos del Seminario Teológico Fuller. Ese proyecto fue dirigido por Edwin Willmington, un docente y compositor que trabaja en el Centro Brehm de Fuller para la Teología, la Adoración y las Artes. Yo había estado dirigiendo el culto en una iglesia que tenía un cancionero hecho a mano que incluía la letra de los coritos y sus acordes musicales. Rosa también usaba los coritos en su congregación. Así empezamos a hablar de encontrar, traducir, transcribir y enseñar los coritos.

Ed Willmington ha sido un referente para nosotras, y nos conectó con el proyecto del himnario bilingüe para congregaciones protestantes del Calvin Institute of Christian Worship -- Santo, santo, santo: Cantos para el pueblo de Dios / Holy, Holy, Holy: Songs for the People of God, que se publicará en 2019. Aprender el proceso que ha usado el equipo del himnario bilingüe ha inspirado gran parte de nuestro trabajo como líderes de alabanza y y nos ha dado recursos que traducen fielmente los textos desde su idioma original.

¿Dónde encontraron coritos para enviar al Calvin Institute of Christian Worship?

RCR: Acudimos a nuestros contactos—los míos en California y los de Analisse en Florida. Buscamos videos en YouTube y los agregamos a nuestra hoja de cálculo. Intentamos usar una encuesta, pero ese método no funciona tan bien con los inmigrantes de primera generación. Es mejor ganarse la confianza y llevar a cabo entrevistas cara a cara sobre sus coritos preferidos.

AR: Sin exagerar, pensamos en todos los coritos que recordábamos haber cantado; nos hicimos preguntas como “¿Qué cantaba yo en la iglesia de mi abuela?” Yo me crié en Florida, mi mamá es de la segunda generación de los que vinieron desde Puerto Rico y mi papá es inmigrante de primera generación de la costa caribeña de Colombia. Así que la mayoría de mis coritos vienen del Caribe. Rosa conoce más coritos de México y Centroamérica.

¿Cuáles fueron las tareas principales de su proyecto?

AR: Rosa hizo la mayoría de las entrevistas y yo hice la mayor parte de la notación de las melodías. En el momento de decidir cuáles íbamos a mandar al Calvin Institute of Christian Worship, tuvimos que pensar en la teología de cada corito. En muchos casos tuvimos que escoger entre distintas versiones de un corito. Enviamos la letra en español y traducciones literales al inglés. Cuando era posible, enviamos dos ejemplos en YouTube para cada corito y también hicimos grabaciones de voz de algunos coritos.

¿Cuándo concluirá su proyecto con los coritos?

RCR: Aunque hemos concluido nuestro proyecto con el Calvin Institute creo que para mí ésta será un área de interés para toda la vida. Aún me quedan muchas entrevistas grabadas por transcribir, y quiero hacer más entrevistas. Escuchar las historias de la gente sobre las guerras y los cruces de fronteras es duro, pero es hermoso ver cómo cantar coritos les ayuda a expresar la presencia de Dios en sus vidas.

AR: Tenemos suficiente material para desarrollar proyectos en el futuro, Uno de ellos es una antología de las historias detrás de ciertos coritos. Sería bonito preservar la historia oral de esta manera. En Fuller estoy haciendo la maestría en Teología y Artes, y espero poder diseñar una aplicación con recursos para el culto bilingüe. Puede ser un poco tedioso prepararse para la alabanza bilingüe porque si vas a enseñar una canción que ha sido transmitida solamente de manera oral, tienes que escribir los acordes y traducir al inglés o al español. La aplicación haría esas tareas para que los líderes de alabanza no tengan que hacerlas.

¿Por qué es tan importante para ustedes preservar los coritos?

AR: Para mí lo más importante es desarrollar, seleccionar y organizar recursos para la música religiosa que sean fieles a la lengua, la cultura y la integridad de la canción. Yo me crié cantando “Qué bueno, llegó la Navidad”, que identifica a Jesucristo con la Navidad y dice que el que tiene a Cristo tiene alegría. Es una canción favorita para cantar durante lo que los caribeños llamamos las parrandas y otros latinos llaman las posadas. Es parecido a cómo se cantan los villancicos en Estados Unidos. Grupos de cantantes y músicos caminan de casa en casa, tocan las puertas, cantan y se les invita a compartir una comida.

También, sobre todo en California y Florida, te infunde fuerzas reconocer lo bilingües que son nuestras iglesias latinas. Usar ambas lenguas en la alabanza señala que cuando vamos a la iglesia, todos somos iguales.

RCR: Yo quiero explorar cómo los coritos moldean nuestro entendimiento espiritual y nuestra imaginación de cómo Dios está presente con nosotros. Muchas veces, la letra de los coritos identifica a los cantantes con el pueblo de Israel, como si los cantantes estuvieran cruzando el desierto en el relato del Éxodo o marchando siete veces alrededor de Jericó o viendo cómo Jesús sanaba a la gente.

¿Por qué deberían considerar cantar coritos las iglesias que no tengan una mayoría latina?

RCR: Durante un culto intercultural para Pentecostés en Naz Paz, una vocalista me pidió que la acompañara con el piano mientras ella cantaba en armenio. Mientras tocaba de oído, me di cuenta de que yo conocía esta canción por el nombre de "Me alegraré (en el Señor)”. Después le pedí a ella que tradujera la letra del armenio al inglés y reconocí que era igual a la letra en español que conocía yo. La única diferencia era que los armenios aplauden una vez donde los latinos dicen “¡hey!”. En ambos casos, esta canción breve usa frases del Salmo 23 para hablar de alegrarse en el Señor, un mensaje que resuena profundamente en las culturas que viven con el dolor, el sufrimiento y el exilio. Me encantaría saber cómo y cuándo ese corito llegó a cantarse en armenio.

Las distintas lenguas reflejan valores culturales diversos y diferentes conceptos de Dios. Anhelo que los líderes de alabanza muestren hospitalidad invirtiendo su tiempo en aprender de una cultura completamente diferente, porque esto amplía nuestro conocimiento de quién es Dios. Mirar a Dios a través de la letra de un corito cantado por alguien que es pobre, marginado, un refugiado o indocumentado, nos brinda una perspectiva diferente: Dios es aquel que está con nosotros a pesar de las dificultades de la vida. Cantar coritos nos ayuda a aferrarnos a la esperanza de que Dios no nos va a fallar.

PARA APRENDER MÁS

Este artículo describe el rol de las personas encargadas de planear los servicios congregacionales y ofrece sugerencias para planificar el culto en una amplia gama de iglesias y comunidades de adoración.