This conversation was conducted by Jaime Lázaro in Spanish. Read it in English here.
Doris Machín ha cantado ante diferentes audiencias de los Estados Unidos, Europa, América Latina y el Caribe.
Hija de padres cubanos, nació en West New York, al otro lado del río Hudson. Su preparación en música coral por cuatro años, la llevó a cultivar el amor por este arte, que fue el mismo medio que Dios usó para conquistarla.
Así fue, Doris Machin aceptó al Señor cuando escuchaba una canción. Su primera congregación le abrió las puertas para desarrollar su talento.
En 1999 funda Glory Worship Institute, un centro de adiestramiento musical y ministerial en el sur de Florida, con el propósito de edificar y formar el carácter de Dios en cada músico llamado al ministerio.
En tanto compartía por medio de la música y las predicaciones, escribió su primer libro titulado “Adoración Apostólica”, que narra la experiencia de un camino recorrido de la mano de Jesús como ministro de alabanza y adoración.
En el año 2004, da inicio a una nueva etapa de su vida, como pastora de “El Tabernáculo de Adoración”.
Tengo unas preguntas que puede llamar a la reflexión:
• Doris Machín, explica que cuando Adoras, llega el momento en dónde no sabes quién está cantando. Como que te fusionas con Dios. ¿Es esta una nueva perspectiva de ver a un Dios tan cercano que participa activamente en la adoración entre y a través de nosotros?
• Para Doris, muchos latinos visualizan a Dios como Santa Clauss. Un viejito que está sentado a quién todo el tiempo se le está pidiendo. ¿Será que muchos latinos aún conservamos la herencia de otras tradiciones religiosas o nos han enseñado de manera equivocada?
• Cuando hablamos con Doris acerca del Machismo en la comunidad hispana, ella explica que no es el género, sino tu corazón quien determina tu trabajo en el Señor. ¿Podrán los líderes y pastores que tienen un machismo cultural entender esto?
La conversación
¿Dónde naciste?
Nací en New Jersey, hija de padres Cubanos. Nació el 27 de Febrero de 1967. En
¿Estudiaste allí?
Si, la Escuela Elementaria, la High School. Cuando estaba en primer año de Universidad, estudiando pre leyes, porque iba a ser abogada, me enfoqué en el negocio de mi Papá (quien tuvo mueblería toda la vida). Me fui a trabajar con él a la mueblería. Luego de eso fui a Virginia con la intención de estudiar, pero 2 años después regresé a casa y a los 3 meses conocí al Señor. A la edad de 21 años le di mi vida al Señor, eso fue en 1988.
¿Qué fue lo que influyó para tu conversión?
Mi hermana mayor ya había tenido un encuentro con el Señor. Ella comenzó a evangelizarme y yo nada que ver. Yo no quería saber nada, pero un día llegó a mi casa con música. La música era mi lenguaje en todo. Yo siempre le digo a la gente que nací cantando, yo creo que no lloré, sino que canté una nota cuando el médico me dio la nalgada. Mi Hermana trajo una música. Y a través de esa música, yo recibí al Señor en la sala de mi casa, declarando “Jesús, Jesús es mi Salvador”. Mi hermana estaba con una amiga en una esquina, evangelizándola y yo estaba aparte, sola con la música, escuchando al muchacho que cantaba. Ni siquiera era alguien conocido, era la grabación del servicio de una Iglesia. Me detenía en la grabación, en los coros que le faltaban, lo que yo haría, etc. Estaba haciéndole coros al muchacho, el cantaba una cosa, yo le contestaba. El coro que le cantaba era: “Jesús, Jesús es mi Salvador”. En medio de todo eso, subí a un registro musical que no era el mío (soprano-soprano), me di cuenta que no era yo, sino que era algo espiritual. Caí de rodillas y comencé a llorar. Sentí que Dios me ofrecía una nueva oportunidad, un borrón y una cuenta nueva. Mi hermana era nueva en el Señor, ella no sabía lo que me estaba pasando. Ella llamó a su mentora, a quien me puso en el teléfono y me decía: “Confiesa esto…” y yo ya lo había confesado, lo estaba repitiendo por repetirlo. Después de eso, me encerré en mi cuarto, sola, y comencé a cantarle un cántico nuevo al Señor. Le decía al Señor todas las cosas que yo quería hacer. Yo no sabía nada, pero en ese cántico le decía que quería ir a las naciones, para decirles lo que has hecho por mí, fue algo muy íntimo entre Dios y yo, algo muy tremendo.
¿Cantabas en ese tiempo?
Los 4 años de High School canté en el coro. Ahí fue donde recibí más intrucción de música, de armonías. Desde niña canté, pero nada era formal, todo era autodidacta.
¿Qué fue lo que te marcó para decir “quiero servir al Señor de esta manera?
Era simplemente el agradecimiento en ese momento de conversión, al sentir al mismo Dios hablar a mi corazón diciendo: “Hoy te ofrezco borrón y cuenta nueva”. La Biblia dice que al que mucho se le ha perdonado, mucho ama. Esa era yo, porque a pesar que sólo tenía 20 años, mi vida había llegado a ser tan desastroza. Era una chica que en algún momento quiso ser médico. Eso no funcionó porque tuve una mala influencia de un maestro, que sembró desánimo en mí. Quise ser abogada, que era mi pasión, pero por el negocio de mi papa, mi mirada se tornó hacia lo más fácil. No me faltaba nada, porque económicamente teníamos todo lo que se necesitaba. Pero había un gran vacío en mi corazón, entonces, mi vida fue desviada por rebeldía. Yo era muy rebelde, muy terrible. Entonces, cuando el Señor me ofrecía ese borrón y cuenta nueva, era exactamente lo que necesitaba porque mi vida había llegado a un momento tan desastroso, que incluso traté de quitarme la vida 3 veces. Yo dije: “esto es lo que necesito. Yo necesito aferrarme a aquel que me está perdonando, aquel que me está amando, que me está ofreciendo una nueva oportunidad”. Y lo hice cantando. Eso fue un miércoles. El jueves, fui a una Iglesia Evangélica por primera vez en mi vida, a la de mi Hermana. Y cuando entro, veo al grupo musical, las chicas cantando, yo me sentí identificada. Porque la idea de música sacra era la que tenía como católica. Osea un órgano, siéntate, arrodíllate, párate, ese era mi concepto. Una vez dentro del templo, le dije a mi Hermana: “Un día yo voy a estar ahí cantando”. A los pocos meses llegó ese día cuando mi pastor se enteró que yo cantaba y me dio la oportunidad. No sólo llegué a cantar, también fui la directora del grupo musical en muy corto tiempo. En ese primer año sucedió todo eso.
Aparte de tu conversion ¿Cuál ha sido la mayor experiencia espiritual que has tenido?
He tenido momentos especiales en la misma Iglesia, en ese primer amor. Yo comencé a escribirle canciones al Señor . Mi hermana tocaba el piano y nos poníamos entre ella y yo a sacar la música. En esos primeros tiempos en la Iglesia cuando cantábamos una canción, fuera lo que fuera, el ver cómo Dios impactaba una vida, como lo había hecho conmigo, me marcó. Recuerdo una vez en la Iglesia, cuando estaba cantando “La Vía Dolorosa”, con pista y cuando –en un momento dado- llega al clímax de la canción, toda la Iglesia se puso de pié y la gente lloraba. Yo estaba ministrando, yo estaba declarando lo que estaba experimentando, pero no obstante a lo que estaba pasando conmigo a través de la Presencia de Dios estaba pasando con la gente, fue algo que a mí me marcó. Y Dios, desde que empecé a cantarle, siempre me dijo: “Nunca menosprecies el tiempo que yo te doy delante de mi gente, no es un tiempo para tí, es un tiempo para mí. Nunca lo malgastes porque yo he puesto algo en tí que ellos necesitan”. Yo no entendía nada, solo sabía que Dios me estaba hablando y que me estaba enseñando a cómo estar delante de su pueblo y qué hacer. No era sólo voy a cantar una canción para su deleite, sino que la razón por la cual yo estaba ahí, era con un propósito eterno, divino. La razón por la cual yo estaba delante de su pueblo, era porque Dios me había escogido para depositar en ellos algo, lo cual yo no entendía, pero él sabía.
¿Cuál fue la primera canción que el Señor te inspiró?
Yo creo que fue un tema que nunca lo grabé. Se llama “Padre Celestial”. Era una declaración de quién era él en mí como un Padre. Creo que la canté en una ocasión en el Día del Padre. El coro decía: “Oh Padre Celestial, cuán grande es tu amor… Oh mi Señor y es por ese amor tan grande que entregaste tu vida en la cruz…”
¿Tienes una idea de cuántas canciones has escrito?
Yo diría que cientos.
¿Cuál ha sido la canción de más bendición para ti? No la que más se ha vendido.
Mira, cada canción grabada o no –y hay muchas que están a media composición- es como un bebé. No hay ninguna canción que sea más que otra. Recuerdo en el año 1991, en una madrugada, el Señor me dio el tema “Más que Vencedor”. Esa canción, el Señor me la dio con un drama. Yo se la mostraba a la gente y la gente no la entendía. Decían que yo estaba loca. Se la mostré a mi mamá y me dijo que le parecía que esa canción no estaba terminada. Y era porque tenía todo un drama alrededor. Yo le decía mira, ahora pasa esto y lo otro y la gente no entendía. Era una dramatización de Daniel en el foso de los leones. El Señor me dijo que esta canción iba a recorrer naciones y que iba a ser una bendición y un impacto. Hasta el día de hoy, 21 años después, la canción se sigue escuchando para la Gloria del Señor. Ha sido una de las canciones más productivas, más efectivas en el pueblo. La gente lo conoce como “Los Leones”. Otra ha sido “El Buen Pastor”, que es una canción muy de oveja a pastor.
¿Cuántos discos has grabado?
Nueve discos.
¿Has visto tu vida en 20 años adelante?
(Suspira) Esta no es una buena pregunta para hacerla hoy, por todo esto que está pasando, por la cirugía que acabo de pasar. Pero se que vamos a estar haciendo lo que hacemos. Se que vamos a estar de Gloria en Gloria. Creo que en los próximos años vamos a retomar lo del Instituto. No sólo musical, sino más bien una escuela Bíblica, con toda formación ministerial, incluyendo el arte. En nuestra Iglesia, la visión es la evangelización a través de las artes. Y uno de mis sueños es poder tener un teatro, para que las personas puedan venir y recibir el evangelio a través del arte: drama, actuación, danza, pantomima, pintura, etc. todo lo que sea expresión artística. Yo creo que en los próximos 20 años estaremos cumpliendo esa meta.
En la vida de la Iglesia Latina, la música se ha clasificado como Alabanza y Adoración ¿Cómo defines estos dos?
La Alabanza y la Adoración no tiene nada que ver con el ritmo de la música. Hay personas que definieron a la Alabanza como canciones rápidas y la Adoración como canciones más lentas. No tiene nada que ver. Alabanza, por la misma definición de lo que es, es hablar bien de alguien. Tiene que ver con canciones que hablen de él. Es decir, cada vez que canto algo que lo exalte, que lo describa, que lo define a él, entonces estoy alabándolo. Adoración no sólo es una canción a él sino de él. Por la misma definición de adorer, es entrar en un amor más íntimo, más personal. Ya no es algo acerca de él, estoy cantándole a él. La Adoración tiene 2 facetas. Una es la que le canto a él y otra es la que canto con él, donde él me canta a mí. Como dice Sofonías que él cantará sobre mi. Entonces, la adoración llega a ser otra cosa más íntima, más personal, más entre él y yo. La grabación “A solas contigo”, es un proyecto que por 12 años lo tuve dentro de mí. Con esta producción desde principio a fin, ha sido mi deseo llevar a la persona a una experiencia de entrar a la presencia y luego salir. Porque hay gente que habla de entrar al lugar Santísimo, pero la gente no entiende que si entras hay que salir, porque hay gente que está en los “atrios” todavía, que necesitan recibir lo que tu recibiste en el lugar Santísimo. Este proyecto “A solas contigo”, se concibió con esa meta. Desde la primera canción, llevándote a esa intimidad, donde ya no sólo estás cantándole a él, porque llega el momento en dónde no sabes quién está cantando. Como en el Cantar de los Cantares, cuando lo estás leyendo y te preguntas si ella le está hablando al amado o viceversa. Llega el momento en que se pierden los dos.
¿Entonces te fusionas con el Señor en el tiempo de Adoración y se hacen una sola amalgama?
Yo creo que si. Recuerda que hay adoración en privado, que es tu adoración personal y no hablamos solo de música, sino de ese momento a solas con él, en el lugar que sea. Que es diferente a una adoración congregacional, donde estás con el resto de la gente. Yo he experimentado en el momento personal de adoración, hay tiempos en que uno está cantando o llorando totalmente sumergido en la presencia que ya no hay palabras. Hay momentos en que uno se calla y no hay más nada que decir, no hay más nada que pedir. En ese momento hay una fusion. Incluso yo pienso que congregacionalmente, se siente igual. Tal vez no a ese nivel de intimidad, pero en la congregación hay momentos así, donde hay momentos en que se puede percibir que hay que callarse, estar quietos y reconocer que él es el Señor. El que no reconoce este tiempo especial con el Señor, entonces los llena de palabras.
¿Cuál crees que es el rol de la Alabanza y la Adoración en la vida de la Iglesia?
Creo que Dios creó la música para llegar a donde las palabras por si solas no pueden. Para el latino, la música es un lenguaje, lo mueve, lo inspira, lo motiva. Un Anglo ve a un latino y rápidamente ve una chispa, un fuego. Tuve un maestro de voz hace años, que me instruyó mucho. El no era cristiano, pero conocía mucho de la música sacra. Yo apenas tenía un par de años en el Señor. El me pregunta qué cantante me gustaba en su forma de cantar. En aquel entonces, Sandi Patty era alguien a quien quería imitar. Y yo no era soprano, entonces era como una meta. El me dijo: “Tu tienes algo que Sandi Patty jamás tendrá”. Me dejó pensando en eso. Agregó, “tu tienes ese sabor latino que ella nunca va a tener”. Me estaba diciendo que yo tenía esa chispa, ese fuego, esa pasión, que “nosotros no tenemos por ser Anglos”. Nunca lo entendí hasta que pude ver la diferencia. Yo nací en New Jersey, hija de padres cubanos, pero yo era “gringa” para mi entender. Sin embargo, a medida que iba creciendo en el Señor, iba creciendo más lo latino en mi, porque Dios me llamaba a la Iglesia Hispana.
¿Hubo algún momento en el que no hablabas español?
Bueno, el español que hablaba era pésimo. Yo hablaba con mi papá en inglés y español con mi mamá. Pero mi español era horrible, nada que ver con el español que estamos hablando ahora. Hablaba y casi no se me entendía. Mi Papá se pasaba la vida corrigiéndome. Aún así, Dios me llama a una Iglesia Latina. Mi primera Biblia era en inglés, la segunda fue bilingüe y depués de tanta confusión, compré una en español.
¿Quién es un adorador(a) para ti?
Es simplemente una persona que vive a los pies del Señor, agradecido, endeudado, apasionado, aferrado al Señor única y exclusivamente. Esa pasión por él, esa relación con él, produce otras cosas. Por ejemplo, el Rey David, desde muy pequeño era músico, compositor, pero todo eso partía de su pasión y de su aferramiento a Dios desde niño. Para mí, para ser un Adorador tienes que partir desde adentro hacia afuera. Tu relación, tu pasión, tu compromiso, todo esto produce lo demás.
¿Piensas que todos hemos sido llamados a ser Adoradores?
Yo creo que si. Cuando la Biblia dice cantad cántico nuevo, no se lo está diciendo a los músicos, el Salmo le está hablando a toda la gente. Todos nosotros somos compositores, todos nosotros somo cantantes; algunos afinan otros no. Hay cantantes para el público, hay cantantes para el baño. Pero todos hemos sido capacitados por Dios. Fuimos creados con instrumentos internos para adorarle.
¿Crees que ser un Adorador es una condición básica para ejercer cualquier otro ministerio?
Definitivamente. Porque la Adoración parte de una relación. Tu no puedes predicar, no puedes ni aún ser misionero si no eres un adorador. Estaba conversando con una persona que me compartía datos estadísticos de una Escuela de Misiones. Le preguntaron a los estudiantes, cuánto tiempo pasaron con el Señor en esta semana. La respuesta fue que no encontraban tiempo por sus estudios. Para mí eso es incoherente, en el sentido que cómo te preparas para misiones, y no pasas tiempo con quien te llama a las misiones.
¿Cuánto influye la Adoración en el discipulado?
La Adoración influye directamente en el discipulado. Si yo soy un mentor y no tengo una relación clave, básica y fundamental con el Señor, no tengo nada para dar, no tengo nada para enseñar. Puedo dar información, pero no voy a enseñar por experiencia o por vivencia. Nunca voy a ser un ejemplo. Entonces voy a enseñar a las personas a tener mucha información, memorizarse la Biblia y todo lo demás, pero no voy a dar vida.
¿Ha cambiado para ti, la cultura de la Alabanza y la Adoración?
Si. Yo llevo 20 años en lo que es el ministerio. He visto diferentes tendencias y etapas. Al principio de mi caminar, creo que había un despertar. Yo se que Marcos Witt fue uno de los padres del despertar, al igual que Juan Carlos Alvarado, Sígueme, etc. Todo ese mover de música generó un despertar entre los latinos. Cambió la mentalidad. Cuando yo vengo al Señor, no sabía nada de nada. Estaba completamente ajena a este mover. A los 2 años y medio, Dios me lanza al ministerio y yo sigo como en la nubes. Sólo sabía que Marcos Witt y algunos otros ministerios hacían congresos, pero nunca fui. Siempre vi de lejos. Lo que se decía es que “Ahora que viene Marcos a hacer su congreso van a aprender”. Eso provocó en el área metropolitana de Nueva York una ira, porque teníamos personajes como la “Dama de la canción”, Carmen Virginia Sanabria, teníamos ministros como José Flores, entre otros que tenían años cantando, con discos grabados y todo. Se sentían ofendidos, porque decían que “ahora llega este chiquillo y me va a enseñar a hacer algo que yo llevo años haciendo”. Fue algo muy controversial en el área metropolitana. Pero comencé a ver algo. Pude ver mucha religiosidad, mucha mente religiosa aún en lo que era la música, todo estaba encajonado, era muy ritualista y a la misma vez informal, especialmente las Iglesias Latinas Carismáticas o Pentecostales. Los Bautistas eran más cuadrados. En la Iglesias Pentecostales, cuando se cantaba, el que dirigía empezaba en un tono y el músico en otro, hasta que se empataban en algún momento. Gracias a Dios en mi Iglesia no era así. Yo aprendí de mi pastor. El no era un cantante, pero si un Adorador. En nuestra Iglesia se cantaban los himnos, pero al final de ese himno, algo sucedía que mi pastor seguía fluyendo y fluyendo. Eso me enseñó lo que era el fluir en el Espíritu, o qué era un cántico nuevo. Y Dios en medio de todo ese tiempo, me iba enseñando. Muchas veces, el Señor me decía: “escucha, observa”. A veces me invitaban a otras Iglesias para cantar. Y aún en los devocionales, el Señor me decía “mira lo que pasó ahí”. Eso me iba enseñando, moldeando. Esa es la tendencia que hemos visto durante los años, buenas y malas. El Espíritu Santo ha ido quitando las vendas religiosas. Ha ido llevando a la Iglesia musicalmente, temáticamente de buscar la unción a buscar la Gloria. Y a la misma vez lo fue llevando a buscarlo a él. Por muchos años yo llegaba a la Iglesia y el Señor me decía: “Escucha lo que dicen”. Estoy hablando de 15 años atrás. Las canciones, eran “yo”, necesito “yo”. Todo tenía que ver con “dame”. Eso está bien y tiene su lugar, yo llamo a eso “canciones de petición”. Pero eso no es Adoración. No son canciones de amor a él sino que son canciones para pedirle. Comenzó a cambiar todo eso. Canciones como “Canta al Señor”, simplemente está declarando quién es él y declarándole al mundo entero, “canta al Señor toda la creación”. Fueron canciones que empezaron a marcar algo nuevo. La gente empezó a salir un poco del “dame, dame”, para empezar a declarar quién era él. Las canciones más ungidas y más poderosas –congregacionalmente- son las canciones que no piden, son las canciones que declaran. Luego en los últimos años –lamentablemente- he visto a nuevos ministerios buscando formulas. Nunca se me olvida mi primera grabación en un estudio. Entró una persona bastante conocida en aquel entonces y dijo; “Ahora lo que hay que grabar es Alabanza y Adoración, porque eso es lo que se vende”. A mí me dio nauseas, porque esa no es mi escuela, nunca fue mi escuela. Y aún todavía lo rechazo. Pero en los últimos años, veo que están surgiendo nuevos cantantes con tremenda revelación. A la misma vez, veo cantantes que están buscando revelación de otros. Ha surgido la música brasilera. A mi fascina la música de Brasil por las melodías y por la letra que es contundente. No son letras que dicen simplemente “te adoro, te adoro, te adoro”, sino que empiezan a hablar del por qué. Tienen contenido, tienen peso. En los últimos años, hemos visto que las canciones están perdiendo la sustancia. Están cayendo en repeticiones de lo mismo, en hacer algo que vende.
¿Has visto una diferencia en la Alabanza y la Adoración entre la música para jóvenes y adultos?
En ésta area hay diferencia. Lo vemos en la congregación. Nosotros, aunque somos una congregación latina, nuestra música no es caribeña. Nuestra música es más rock-pop, por mi influencia como músico. Porque la congregación donde su pastor es músico, cantan la música que le gusta al pastor. Aunque canto salsa, no soy salsera, no es uno de mis ritmos predilectos. Si vemos la diferencia en los jóvenes, ellos se inclinan más por el rock, como Jesus Culture, Hillson United. Se van hacia esa tendencia.
¿Por qué es importante la Adoración?
Porque la música es el lenguaje universal. Al hacerlo en la Iglesia, junto con la letra, te conecta de una manera rápida. Es un punto de encuentro, es una forma de enseñar a adorar, especialmente para aquellos que nunca han agarrado una Biblia. El poder escuchar y confesar o declarar lo que dice una canción, aún sin conocer lo que dice la Biblia. Por ejemplo, cuando estoy diciendo: “Dios es bueno…”. Al más inconverso, la música de Alabanza y Adoración lo conecta instantáneamente.
¿Cómo crees que los latinos se imaginan a Dios?
Realmente le digo. Y no es que yo me lo imagino así. ¡Para nada! Para mí, a veces pienso que los latinos visualizan a Dios como Santa Clauss. Un viejito que está sentado a quién todo el tiempo se le está pidiendo. Porque hay latinos que se refieren a él como “viejito” o como “diosito”. A veces pienso que el latino tiende a ser muy egocentrista. “Esto se trata de mi”, “Dios me tiene que resolver el problema”, “porque para eso es Dios”. Osea, ese tipo de arrogancia. Quizá porque soy latina-caribeña. Los Centroamericanos suelen ser más humildes en este aspecto. Pero el caribeño, especialmente el Cubano tiende a ser más arrogante, más prepotente, más orgulloso. Creo que muchas veces no somos lo suficientemente humildes. El orgullo es tal, que como latinos –muchas veces- no sabemos ni pedir perdón. Justificamos todo. ¡Hey Jaime, me metiste en líos!
¿Cómo ves a la Iglesia Latina en Estados Unidos en unos años más adelante?
La veo fuerte. Porque hay algo que está sucediendo en la Iglesia y pienso que es identidad. Históricamente, el latino en los Estados Unidos no ha tenido identidad, siempre se ha comparado al “gringo”. El Anglo ha estado aquí arriba y el latino abajo. Nunca se me olvida, yo estuve en la Iglesia “El rey Jesús”, aquí en Miami con el pastor Maldonado. El nunca tuvo ese problema porque eso es que vemos cómo le está yendo. El siempre decía: “Por qué por ser latino tienen que tener una imagen tan baja de si mismo, por qué no tener la imagen que Dios nos ha dado. Si Dios nos prometió todo, por qué no alcanzarlo todo”. Y se puede ver el fruto de una persona que siempre ha tenido identidad. Este es un indicador de lo que está pasando en general. Los latinos cristianos están encontrando una identidad. Descubriendo que Dios los llamó con un propósito a este país. Yo creo que en los próximos años vamos a ver más Iglesias Latinas, surgiendo, creciendo y siendo efectivas y productivas. Una Iglesias sólida en enseñanza, en Palabra. La iglesia latina por muchos años se encerró en el legalismo en la religiosidad. Pero en estos años vamos a ver más Iglesias saliendo de la religiosidad y entrando en el Reino. Eso va a marcar una diferencia porque el latino en los Estados Unidos, ha llegado a ser la mayoría de la minoría, permitiendo que las Iglesias Latinas también crezcan por el continuo flujo migratorio. Hace algunos años puse un servicio en inglés aquí en la Iglesia. Un amigo pastor me dijo: “Si Dios te dijo que o hicieras, amen. Pero creo que la mayor necesidad está en la comunidad latina, porque cada vez están llegando más latinos. Y las estadísticas muestran que las Iglesias hispanas van a estar llenas de tantas personas que van a estar llegando”. Así que yo creo que eso es lo que vamos a estar viendo, más Iglesias hispanas con identidad, con propósito, levantándose y siendo efectivos en lo que es la mentalidad del Reino.
En cuanto al contenido de las canciones ¿Crees que ha cambiado la manera en cómo se proyecta a Dios?
Puede ser. No lo he meditado. He visto la diferencia en los cánticos de “Dame, Dame” a los cánticos de “Cara a Cara”. Yo creo que cada canción marca una diferente faceta del Señor. No diría que veo una tendencia a que ahora estamos mostrando a un Dios diferente. Yo veo que la lírica de cada canción sirve para mostrarte una faceta diferente del Señor. Si, pueda ser que las canciones de antes mostraban a un Dios más lejano, definitivamente ha habido una evolución. Por ejemplo desde los tiempos del himnario cuando cantábamos unas letras que eran poderosas, pero siento que quizás las personas cantaban a un Dios muy lejano. Y hoy día –tal vez por la forma en que adoramos o damos lugar a un cántico nuevo- Dios está mucho más accesible.
¿Cómo es que tiendes a describir la presencia de Dios?
La Presencia de Dios es tan grande que no se puede entender. A su vez, tan personal que no puedes dejar de sentirla. La Presencia de Dios te abraza, te sumerge, te transforma. Es personal y a la vez más grande que tú.
¿Cuál es la influencia que anhelas ser en la vida del creyente?
El día que ya no esté, que piensen en la forma que yo enseñaba. Lo que quería impartir es que se apasionen por querer estar con Dios. Me conmueve emocionalmente, pero siempre voy al ejemplo de Bartimeo, de la mujer del flujo de sangre, de la desesperación que tenían estas personas por un toque, por un cambio, por una experiencia. Un Bartimeo que lo mandaron a callar y seguía gritando más y no cesaba. Yo me imagino a él, estando junto al camino sólo con el bullicio y la esperanza de que algo tiene que cambiar. Y empezó a gritar, le dijeron que no lo hiciera y no se callaba y seguía gritando. Eso a mí me conmueve. Si hay algo que me apasiona y quiero dejar, como un legado en mi vida es que la gente se apasione así por Dios, que no se callen, que sigan gritando, apasionadamente al Señor en su diario vivir. En los servicios que cada persona, cada músico se apasione por su instrumento que quiera alcanzar eso. Que como Bartimeo grite por medio de su guitarra, de su piano, de su voz. Que pueda llamar la atención. Que el Maestro se detenga y diga: “Traigánmelo acá”. Me fascina la historia de Bartimeo por todo lo que produjo. El hecho de que Jesús estaba en medio de un tumulto de gente. Y fue el grito de uno que llamó su atención y lo cautivó. Y aquellos que lo mandaron callar en un momento, luego tuvieron que ir a buscarlo. Al final sabemos que recibió su milagro. Eso quiero dejar en las personas.
¿Has sufrido en algún momento por la cultura latina machista… has sido discriminada?
En muchos momentos. Pero Dios es tan Dios y su gracia es tan poderosa, que ciega a la gente. En España por ejemplo, Dios me ha puesto en gracia con el Ministerio Filadelfia, que es un ministerio de gitanos en ese país. En esta cultura no creen en el ministerio de la mujer. Las mujeres no pueden predicar. Es más, las mujeres cantan sentadas. Ellas casi no pueden participar. En algunas permiten que la mujer ore, pero eso es todo… y sentada. Yo he entrado ahí –no he predicado un mensaje completo- pero si he cantado y he impartido Palabra. Me he encontrado con el rechazo del macho, en que por ser mujer no se puede. Pastoreando igual, de tiempo en tiempo, tenemos gente que llega a la Iglesia cuestionando qué hace una mujer pastora. Y mucho más, una mujer soltera. Dentro del ministerio como adoradora ha sido igual. Por muchos años –y no lo digo con un corazón herido porque se quién soy y para lo que Dios me llamó- he visto a los ministerios clásicos teniendo en cartelera a sólo hombres. El evento tal, todos son hombres, la conferencia tal, todos son hombres. De hecho, cuando grabé “Tu Palabra guardaré”, que fue la primera producción de Alabanza y Adoración, habían ya mujeres que lo habían hecho, pero sin mayor éxito. Se conocían en sus congregaciones, pero nadie más las conocía. Cuando el disco “Gracia y Misericordia” empezó a moverse, la gente decía, “es una mujer, está dirigiendo Alabanza y Adoración, qué está pasando aquí”. Ahí empezamos a marcar algo nuevo. Se empezó a abrir el camino a diferentes personas, aun hasta para Ingrid, quien estaba trabajando más en inglés, de pronto las puertas se abrieron para que lo hiciera en español. Gloria a Dios por esto, porque es un tremendo regalo. Entonces si hemos visto a través de los años, machismo –y no se si llamarle así- pero, en el sentido de no mirar hacia la mujer como un potencial.
Pienso que es Machismo cuando no le das la misma preferencia que le das a un hombre, es Machismo cuando a él le das 1,000 y a ella le das 200. Es Machismo cuando teniendo las mismas cualidades y habilidades que un hombre, la mujer es relegada a un segundo plano.
Si. Todo eso lo hemos vivido. Incluso han habido conciertos a dónde hemos llegado con todos nuestros músicos y al final han dicho “disculpe, no hay dinero”. Y yo no lo quiero para mi, pero para todos estos músicos que tienen familia que sostener. Nos ha sucedido de todo. Pienso que por ser mujer.
Pero pienso que no te has dejado.
Bueno si, pero a veces por causa del Señor, uno se tiene que callar y perdonar.
¿Crees que tu música, tu presencia o tu participación desafía a mentalidad machista?
Definitivamente. Yo creo que todas las que mencionaste. La presencia, porque no tiene que ver conmigo, tiene que ver con Dios. La unción, llega, cambia y transforma. Mi persona, porque no soy dócil y llevadera, aunque lo soy en el Espíritu. Pero si creo que mi presencia desafía, porque no saben qué hacer conmigo. Es como “si, es mujer, pero es tan imponente que no sabemos cómo callarla, no podemos marginarla”.
¿Qué es lo que crees que Dios piensa de ti?
Creo que piensa que soy valiente, que he podido enfrentarme a situaciones adversas, que soy fiel. Que no soy perfecta y eso él lo sabe, porque mandó a su Hijo a la Cruz por mí. Creo que piensa que le soy útil, eso es lo más importante para mí.
¿Has visto que se ha incorporado más arte en la Adoración?
Es mi anhelo. Nosotros hemos tratado cada vez más de hacerlo. La danza es algo que ha existido en la Iglesia Latina, pero ahora se está proliferando más, porque la mentalidad religiosa se está rompiendo, más personas le están dando más apertura a las artes que antes no entendían. La música fue el arte primordial que no entendían, lo trataron de limitar a un piano y una guitarra acústica. Cuando la mentalidad religiosa empezó a romperse y dijeron “okay, vamos a meter un amplificador, vamos a conectarlos”, ésto fue rompiendo y ahora hay más apertura a las artes.
¿Cómo ha respondido la comunidad latina a esto?
Bien, yo creo que han entendido. Y es más, les gusta. Claro, las personas mayores no entienden, los ancianos se resisten un poco al cambio, pero en general, la Iglesia Latina la ha recibido bien. Ha entendido que –aparte de ser una herramienta de conexión con Dios- también es una herramienta de conexión con la gente, porque la música es un lenguaje universal. Al tener buena música en la Iglesia, también es un gancho para que la gente venga y quieran estar en la congregación. Una persona que no conoce al Señor, pero le gusta la música, va a llegar y se va a quedar, porque hay música en la Iglesia.
¿Y tú estarías dispuesta a hacer cambios aunque el tipo de música no sea de tu agrado?
Si. Estoy abierta a hacerlo por causa de él. Lo único que no haría es comprometer la Palabra o los principios bíblicos. Pero hay que estar abierto a cambios de métodos, porque los tiempos cambian.
¿Me puedes dar nombres de canciones que han quedado en tu corazón?
Clásicamente, “Cuán Grande es él”. Una canción que me fascina de Marcos Witt que se llama “Tu Mirada”. Hay tantas canciones, René Gonzalez tiene un par de canciones que me encantan. Una persona que me ha ministrado grandemente es una pastora de Brasil, su nombre es Alda Celia. Ella tiene un disco que se llama “Canciones del Espíritu Santo”. Todo el proyecto contiene canciones al Espíritu Santo o del Espíritu Santo. Ese disco de punta a punta lo puedo escuchar todos los días y todos los días me ministra.
¿Has visto patrones o dinámicas de globalización y cómo las culturas comparten su música y letras?
Con Brasil, ultimamente se ha visto mucho. Nuestra cobertura es de Brasil, entonces entonamos muchos temas de origen brasileño. Mi pastora que es de allá, es cantante. Ella ha grabado canciones mías y yo he grabado algunas de ella. “La Gloria del Señor”, es una de las canciones que yo he grabado, “Hambre de ti” y otras que hemos grabado y estamos grabando. En el disco “A solas contigo”, grabé la canción “Dios de promesas”, que es de una Iglesia en Brasil. Entonces, si estamos viendo que se comparte la música, aparte de lo clásico que son las canciones en inglés, grabadas en español.
¿Por qué piensas que la mayoría de adoradores hispanos que han tenido éxito han venido de afuera?
Pienso que tal vez porque los que son de acá se quedan en la iglesia Americana, se quedan cantando en inglés. En el caso mío, mis padres son cubanos, yo nací aquí, pero me convertí en una iglesia hispana. De haberme congregado en una iglesia americana, estuviera cantando en inglés y esta entrevista sería completamente diferente. Pienso que los varones que se levantan en Estados Unidos, se llegan a identificar más con la Iglesia Americana.
¿Qué piensas de los ritmos que se usa en la Iglesia Latina?
Pienso que son herramientas, son lenguajes.
¿Se vale para tí?
Si. El ritmo no tiene nada que ver con si es de Dios o no. Lo que determina una canción es realmente el mensaje. El ritmo es simplemente el lenguaje cultural. Por ejemplo yo no me identifico mucho con la música regional Mexicana. No es el tipo de música que me gusta, sin embargo entiendo que hay Iglesias en México, en Texas y en la frontera, que es lo que utilizan para llegar a ese tipo de personas. Son herramientas. Creo que Dios es el Creador de la música, entonces va a utilizarlo para llegar a lo profundo de tu ser. Yo no soy Hebrea, pero no dejo de reconocer que la música Hebrea es lo que llega al corazón de un Judío.
Imagino que tu reconoces el ministerio de la mujer. ¿Verdad?
(Risas) Yo creo que la pregunta es triste, porque creo que esa misma pregunta se la hicieron a Jesús cuando hablaron acerca del cielo y si esta mujer se casa con éste…. El dijo no hay, no se dan en casamiento. En el Cielo no hay ese tipo de vivencia. En otras palabras, no hay género, no es porque seas hombre o mujer. Entonces, para el Reino, Dios está buscando un corazón dispuesto, no está buscando si eres hombre o mujer. Tu género te sirve para tu rol en la tierra como padre, madre, esposo, esposa. Pero tu género no determina tu trabajo en el Señor. Tu trabajo en el Señor lo determina tu corazón dispuesto, la respuesta a tu llamado. Entonces, si creo en el ministerio de la mujer.
¿Por qué crees que los adoradores terminan siendo pastores?
Esa es una pregunta que yo me hice, porque jamás en mi vida pensé que Dios me iba a llamar a pastorear. Nunca. Si 10 años atrás me preguntas si un día voy a llegar a ser pastora, hubiera dicho NO. Especialmente después de conocer a tantos pastores y ver tantos rollos y tantas cosas. Pero pienso como David comenzó en un campo, lidiando con leones y osos, componiendo canciones para el Señor, enamorado y apasionado por él. Luego se levantó como guerrero, a defender la causa. Me identifico con él porque pasamos lo mismo. Los Adoradores comenzamos con nuestro primer amor, componiendo las canciones y en esas canciones, batallando con los leones, con los osos. Nos levantamos como guerreros, defendiendo la causa del Reino, trabajando en el Ministerio, haciendo guerra contra las asechanzas del enemigo y luego Dios te levanta a un reinado que es el Pastorado, para que enseñes a otros, para que dejes un legado. Pienso que el Adorador, llega a ser pastor porque necesita dejar un legado de Adorador en la tierra. Una de las razones por la que me trajo al pastorado, fue por una condición que pude ver en Miami, fue ver a muchos músicos tocando, asalariados, en las Iglesias, que no tenían pastor. Eran músicos que amaban a Dios, pero frustrados. Qué hacemos con ellos, no estaban siendo pastoreados. Yo comencé a orar y a preguntar al Señor qué vamos a hacer con estos muchachos que te aman, que aman la música, pero que ningún pastor los entiende y que no están siendo pastoreados. No estoy diciendo que mi iglesia está llena de músicos, pero esa fue la semillita que el Señor usó para tornar mi corazón de un corazón de ministro evangelista a un corazón de pastor, que quiere sanar, restaurar, pasarle la mano a la oveja. Quiero marcar la diferencia en una persona, no quiero simplemente regar la semilla sino que quiero ser usada para transformar la vida, quiero dejar un legado. Yo creo que esa es la razón por la cual muchos adoradores terminan en el pastorado. Porque el pastorado garantiza que lo que hiciste con todos los osos y leones con los que peleaste, se va a validar.